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General Motors afronta la reestructuración sin el apoyo financiero de Kerkorian

Kirk Kerkorian tira la toalla. El agresivo inversor, que controló el 9,9% del capital de General Motors a través de la firma Tracinda, está a punto de retirar todo su dinero del grupo automovilístico tras fracasar en su intento por forzar un cambio de gestión. El gigante de Detroit deberá seguir adelante sin el apoyo financiero del magnate. La duda es si se trata de un abandono temporal o permanente.

El plan de reestructuración en el que está sumido GM, diseñado para recuperar la rentabilidad de su filial norteamericana, avanza con lentitud, aunque los números favorecen a su actual ejecutiva. Las intenciones de Kerkorian quedaron claras cuando su representante en el consejo de administración de GM, Jerome York, abandonó su asiento horas después de que fracasaran las discusiones para una alianza con Renault-Nissan.

Tracinda propuso esa unión. Kerkorian empezó la retirada desprendiéndose de 14 millones de acciones la semana pasada, con lo que redujo su participación al 7,4%. El jueves anunciaba la venta de otros 14 millones, rebajando su inversión inicial a la mitad. La estrategia quedaba clara y se esperaba que culminara durante la jornada de ayer, con la venta a Bank of America de los 28 millones que le quedaban en cartera.

El dinero no fue suficiente para que el magnate consiguiera su objetivo de cambiar la gestión del grupo. Y es que como señalan desde Morgan Stanley, no es un buen momento para el activismo de los accionistas, porque la cúpula directiva ha cerrado filas en torno al consejero delegado, Rick Wagoner.

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