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Reportaje:Premios Príncipe de Asturias 2006

Aventuras y confesiones de los premiados

Paul Auster, Almodóvar y el resto de los galardonados celebran sus premios

Otro año con suspense. Todavía nadie aseguraba ayer que doña Letizia acuda mañana a la ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias en el 25º aniversario de los mismos. Don Felipe llegó ayer solo a Oviedo, con la incógnita de la aparición de la Princesa -que hasta mañana no decidirá si viaja o no, debido a su embarazo-, aunque los que ya estaban en la ciudad preparados para todos los actos previos y encuentros con los ciudadanos eran los premiados de esta edición, con el principal atractivo del escritor estadounidense Paul Auster (Letras), el cineasta Pedro Almodóvar (Artes) y la selección española de baloncesto (Deporte), que aterriza hoy en Asturias, con Pau Gasol al frente.

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Algo deben tener de especial o de marciano los Premios Príncipe de Asturias que a las figuras galardonadas les da por hacer confesiones íntimas. Por ejemplo, Paul Auster, que llegó a Oviedo ayer desde Nueva York detrás de Pedro Almodóvar, que sufrió un viaje lleno de turbulencias desde Madrid, o de los intrépidos reporteros de National Geographic (Comunicación y Humanidades), que relataron sus aventuras frente a manadas de 800 elefantes y 800 jirafas -siempre 800- y mostraron idílicas imágenes de paraísos como el lago Victoria ante alumnos de escuelas de periodismo de los medios de comunicación españoles más importantes.

Los dos primeros tendrán hoy un encuentro público en el teatro Jovellanos de Gijón con sus admiradores a las 20.30. Pero antes, ayer, ya comenzaron ambos a desnudarse ante la concurrencia, intelectualmente hablando. "¿Qué he aprendido de la literatura? Lo imbécil que soy, que mi profesión es muy humilde y que cuanto más mayor soy me doy cuenta de lo poco que sé", decía el autor de Brooklyn Follies. Almodóvar, que paseó ayer con su hermano Agustín por las calles de la ciudad y que tuvo tiempo de ver los carteles de todas sus películas colgados de la fachada del teatro Filarmónica, donde tuvo un encuentro con sus fans, se mostró juancarlista hasta la médula y monárquico a plazos. "Los días 18, 19 y 20 seré absolutamente monárquico". ¿Y el resto? "No pienso en mí como alguien monárquicamente muy militante. Soy como muchos españoles, donjuancarlista, porque creo que el papel del Rey fue inédito en esta insólita transición que vivimos y en el paso hacia la democracia", confesó.

Auster, vestido de negro y con mono de sus puritos, fue advertido de que ya no se puede fumar alegremente en lugares públicos en España. "Ha cambiado este país, ¿eh?", aseguraba en el vestíbulo del hotel Reconquista. A su lado, Juan Ignacio Cirac (Manresa, 1965) -fíjense bien en la fecha-, premio de Investigación Científica y Técnica, daba prueba con su esperanzadora juventud de que la ciencia en este país tiene futuro, aunque él dirija el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Garching (Múnich, Alemania). "Hoy, los científicos no nos marchamos por podredumbre, sino por nuestra necesidad de comunicarnos e intercambiar conocimientos y adquirir mejor experiencia entre nosotros", afirma.

Si Cirac trabaja en las aplicaciones de la física cuántica a la informática en el terreno de las comunicaciones, los envidiados aventureros de National Geographic, aunque ninguno de ellos confesó ser el personaje que inspirara al bohemio Clint Eastwood de Los puentes de Madison, que trabajaba en esa prestigiosa revista, disertaron sobre el arte de fotografiar a un cocodrilo, un tigre o un león y al tiempo conservar todas las partes del cuerpo. Muy audaces y muy pedagógicos, es decir, muy genuinamente americanos, estuvieron, entre otros, Chris Johns, fotógrafo y hoy director de la espectacular revista.

Frente a la adrenalina que despertaron Johns y sus colegas, que pidieron a los jóvenes estudiantes "pasión, riesgo y autoexigencia", Auster reivindicó la soledad en la mesa de un escritorio para construir un mensaje moral. "En este trabajo uno tiene que ser humilde porque durante el proceso creativo cometes muchos errores hasta llegar a crear una frase con cierto sentido".

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