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Los sondeos dan ligera ventaja a la derecha en las elecciones austriacas

El paro y la inmigración han dominado la campaña electoral

Los sondeos pronostican un virtual empate entre conservadores y socialdemócratas en las elecciones generales que se celebrarán este domingo en Austria, con una ligera ventaja para la reelección del actual jefe de Gobierno, el democristiano Wolfgang Schüssel, del Partido Popular (ÖVP). Todas las encuestas pronostican la derrota de la derecha radical de Jörg Haider (BZÖ), aliado de los conservadores en el actual Gobierno de coalición.

Dado que con máxima probabilidad ningún partido alcanzará la mayoría absoluta, la incógnita está en cuál será la próxima coalición que gobierne Austria, país de ocho millones de habitantes.

El desempleo, la inmigración y los problemas del sistema educativo, así como el escándalo de corrupción del banco Bawag, propiedad de la central sindical, son los pocos temas concretos que atizaron el debate en una campaña electoral marcada por el intercambio de golpes bajos entre todos los partidos. Muy lejos queda el discurso pragmático y de consenso que caracterizaba la política austriaca dominada por la "gran coalición" de los rojos socialdemócratas (SPÖ) y los negros conservadores (ÖVP) antes del ascenso al Gobierno en el año 2000 del partido derechista de Jörg Haider, en alianza con el ÖVP. Esta constelación se ha mantenido en el poder incluso después de las elecciones anticipadas de 2002, pero todo indica que ahora ha llegado a su fin. Haider está ausente en esta campaña.

Según las previsiones del instituto de sondeos OGM, compiten por el primer puesto el ÖVP (37% de los votos) con el SPÖ (35%) presidido por Alfred Gusenbauer, y entre los partidos más pequeños rivalizan por el tercer lugar los Verdes (11%) con el FPÖ (10%), formado por la fracción de nacionalistas más radicales después de la secesión de la derecha en abril del año pasado.

Los pronósticos ven poco probable que el resto de los derechistas, que han permanecido hasta ahora en el Gobierno fieles a Haider en su nuevo partido BZÖ (Alianza por el Futuro de Austria), alcancen el mínimo de 4% de sufragios necesarios para entrar en el Parlamento. Ahora, el polémico populista que escandalizó a Europa al incorporarse al Gobierno hace seis años, tiene una última oportunidad para no quedar fuera de combate: triunfar en su feudo, el Estado federado de Carintia, donde ha logrado gran popularidad como jefe del Gobierno regional.

Los problemas que más preocupan en este momento a la población austriaca son, según el politólogo Peter Filzmaier, el desempleo, tema abordado ante todo por los socialdemócratas, y también la inmigración. Los dos partidos de derechas, el BZÖ y el FPÖ dirigido por Kart Heinz Strache, abogan por lograr una "inmigración cero" y por una expulsión masiva de inmigrantes ilegales. Los Verdes son los únicos que se resisten a estigmatizar al inmigrante como factor necesariamente negativo.

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Entre todos los países de la UE, Austria es, según el Eurobarómetro, el más "escéptico" ante la Unión. Los austriacos repudian ahora más que nunca la política de Bruselas, explica Filzmaier: "No obstante, esta visión negativa de la UE, que hace seis años Haider supo instrumentalizar para ganar votos, apenas se ha mencionado en esta la campana electoral, dominada por los líderes del ÖVP y del SPÖ", claros defensores de la UE y de la Constitución europea. "Gusenbauer es más escéptico que Schüssel con respecto a la integración de Turquía, pero entre ambos candidatos hay consenso en no abordar el tema con fines populistas".

Con un crecimiento económico del 2,6% y un paro del 4,8%, este país de larga tradición de bienestar social sigue teniendo una de las economías más estables del mundo. El canciller Schüssel realza el balance positivo como muestra de su eficaz gestión, mientras que su rival socialdemócrata pone en duda su credibilidad y critica la tendencia a una mayor polarización entre ricos y pobres. Por otro lado, los socialdemócratas han perdido popularidad por el escándalo de corrupción y especulaciones dudosas del banco Bawag, propiedad de los sindicatos.

Socialdemócratas y conservadores gobernaron juntos Austria de 1947 a 1966 y de 1987 hasta 2000. Ahora, en vistas de que ninguno de los dos grandes partidos alcanzará la mayoría absoluta, nadie sabe de qué color será la próxima coalición.

Un cartel electoral en Viena con la imagen del candidato Alfred Gusenbauer, del Partido Socialdemócrata.
Un cartel electoral en Viena con la imagen del candidato Alfred Gusenbauer, del Partido Socialdemócrata.EFE

El declive de Haider

El anuncio de la dimisión de la ministra austriaca de Justicia, Karin Gastinger, el pasado lunes, fue un duro golpe para el partido derechista BZÖ (Alianza por el futuro de Austria). De cumplirse las previsiones, el partido de Haider tendrá difícil alcanzar el mínimo de sufragios para ingresar en el Parlamento.

La derecha liderada desde la retaguardia por el polémico Haider está en declive desde que ascendió al Gobierno en el año 2000 bajo el nombre FPÖ, en coalición con el Partido Popular (ÖVP). Se ha debilitado sobre todo después de la secesión de abril de 2005, momento en que Haider fundó el BZÖ. Ambos partidos de extrema derecha se han estado combatiendo durante toda la campaña electoral, en la que compiten con ideas muy iguales en lo que se refiere sobre todo a atizar el odio a los extranjeros.

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