Historias de la 'ecocomunidad'
300 viviendas de Lavapiés participan en un concurso para ahorrar electricidad. Los ganadores redujeron un 17% su factura
De las fachadas de tres edificios de la capital cuelga, desde ayer, la etiqueta de "ecocomunidad". Son los ganadores de un concurso convocado por la Casa Encendida para fomentar el ahorro energético en los hogares. Los vecinos del número 4 de la calle de Valencia; del 9 de la calle de la Fe; y del 83 de la calle del Amparo son los campeones de esta carrera que tiene como premio una medalla en forma de paneles solares que les ayudarán a ser aún más ecológicos en el futuro. Estas ecocomunidades han demostrado, además, que es económico ser ecológico.
Durante seis meses, de enero a junio, 300 hogares agrupados en 10 comunidades de vecinos se han sometido a una auditoría sobre usos y costumbres energéticos. El objetivo era reducir el consumo de energía y emitir, por tanto, menos CO2. Para lograrlo, cada junta vecinal ha marcado sus propias pautas.
"Los vecinos de más edad no entendían nada de qué era eso del CO2, y menos aún los chinos"
Carlos Martín es el presidente de la comunidad de la calle de la Fe número 9, integrada por 40 vecinos muy dispares. "Pero todos estuvimos de acuerdo en participar en esta iniciativa. Aunque los de más edad no entendían nada de qué era eso del CO2, y menos aún los chinos que tienen alquilados dos locales en el edificio", cuenta. Con mano izquierda, los más jóvenes del inmueble convencieron a la familia china que regenta un bar y un comercio que era mejor poner, por ejemplo, bombillas de bajo consumo. "Pero el mejor argumento", recuerda Carlos entre risas, "fue la factura de la luz. Se dieron cuenta de que ser ecológico también tiene otras ventajas".
Otro batallón de jóvenes vecinos de la calle de la Fe se encargó de asesorar a los más mayores del bloque. "Hubo que convencerles, por ejemplo, de que la lavadora sólo había que ponerla cuando estaba llena". La estrategia dio resultado: según las mediciones realizadas por los responsables de medioambiente de la Casa Encendida, los 40 inquilinos ahorraron un 17% de energía en seis meses.
Diana Allende comandó la estrategia en la calle del Amparo. "Nuestra casa tiene tres plantas, es una antigua fábrica rehabilitada hace cinco años. La fachada es pequeña, pero tenemos varios patios interiores y muchos pasillos para comunicar las 23 viviendas", cuenta. "Por eso, para nosotros era fundamental ahorrar luz en los espacios comunes. Pusimos un sistema de iluminación en fases: la luz se enciende y apaga en función de cada piso y vivienda". Pero ahí no quedaron los recortes. En la calle del Amparo también se redujo el tiempo de calefacción. "Cada día disminuimos 10 minutos el tiempo de encendido de la calefacción, que es de gas natural. También hemos hecho una apuesta por el ahorro de agua y en todos los grifos pusimos dispositivos para gastar menos", añade Allende.
En junio pasado, en la calle de Valencia los aparatos de aire acondicionado apenas se encendieron; y ello a pesar de que esos días en Madrid hizo mucho calor. José Mediavilla, el presidente de la comunidad de vecinos, dio la orden. "Pedí que se sustituyera por ventiladores en las horas de menos calor y que, cuando se pusiera el aire, en lugar de tener una temperatura confort de 22 grados se dejara en 24 o 25".
En la calle de Valencia también se instaló luz de encendido progresivo en los pasillos y se cambiaron las ventanas. "Las pusimos dobles. El aislamiento es fundamental para ahorrar", explica el presidente de la comunidad. "También recomendamos a quien tuviera que cambiar algún electrodoméstico que lo hiciera por uno de la gama A, que son un poco más caros de origen pero gastan menos y a la larga son rentables".
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