Arthur Lee, cantante del grupo love
Su 'Forever changes' fue uno de los discos más influyentes de los 60
Arthur Lee, cantante y guitarrista, cabeza visible del grupo californiano Love, murió de leucemia el 3 de agosto, en su Memphis natal, con 61 años. Tras varios años en una penitenciaría, Lee reapareció triunfal a principios de siglo recreando en vivo Forever changes, el más celebrado LP de Love.
Love fue seguramente el grupo más disfuncional de la era hippy: hasta su nombre resultaba incongruente, considerando las rencillas internas y los incidentes violentos que frustraron su evolución. Sin embargo, alcanzó un raro estado de gracia con Forever changes, punzante retrato de la California contracultural en 1968, disco que no ha dejado de venderse -y de ser imitado- desde entonces.
Arthur Taylor Porter había nacido en Memphis (Tennessee) el 7 de marzo de 1945. Rebautizado como Arthur Lee, en Los Ángeles probó suerte con variadas propuestas musicales. En 1965 se encontró comandando Love, proyecto en metamorfosis -del "sonido garaje" a la psicodelia- que fue contratado por Elektra; oficialmente, los primeros músicos de rock en un sello identificado con el folk neoyorquino. Autoproclamado "el primer hippy negro", Lee era esencialmente un vividor, capitán implacable de una tropa de almas perdidas que se desintegraba en historias de drogas y delincuencia. Pero su tercer disco, Forever changes, resultó una obra excepcional. Se empezó a grabar en el "verano del amor" de 1967 y, por algún proceso de alquimia, se conjugaron los talentos de Arthur Lee y su segundo, Bryan MacLean; reforzado por profesionales de los estudios de grabación, Love captó el soleado esplendor del momento en letras y melodías.
Sin embargo, el grupo fue incapaz de reproducir esas canciones en directo. Y Elektra se desencantó: otro grupo californiano fichado posteriormente, The Doors, estaba vendiendo millones, mientras Forever changes sólo alcanzó eco comercial en el Reino Unido. Lo que siguió fue decepcionante. Convencido de ser el nuevo Jimi Hendrix, Lee endureció su sonido y acentuó su excentricidad. Ya en los setenta y los ochenta, la presión de discográficas y promotores le empujó a intentar recrear (mal) la magia de las primeras encarnaciones de Love; no lo logró. Su vida se hizo más sórdida y fue procesado, primero por posesión de drogas y luego por prender fuego al apartamento de una novia.
En 1995 se le ocurrió resolver con tiros al aire una pelea con un vecino; un fan de Nueva Zelanda, de visita en su casa, pretendió declararse culpable: era el tercer delito grave de Lee en California. Según la implacable regla estatal de "a la tercera, vas fuera", le impusieron entre ocho y doce años de cárcel. A pesar de una campaña internacional para su liberación, seguía entre rejas cuando murió su gran colaborador, Bryan McLean, ya muy distanciado por cuestiones religiosas.
Tras diversos recursos judiciales, salió libre. Numerosos músicos jóvenes se pusieron a su servicio y pudo gozar finalmente de reconocimiento, incluso institucional: unos diputados laboristas le rindieron honores en el Parlamento británico, tras proclamar Forever changes "el mejor disco de todos los tiempos". Acompañado por una pequeña orquesta, pudo tocar todo el LP sobre los escenarios y volvió a grabarlo. Aun así, su comportamiento personal resultaba imprevisible y los periodistas que intentaron entrevistarle acumulan pintorescas anécdotas al respecto.
En 2005 volvió a Memphis y se vio rodeado de instrumentistas dispuestos a seguirle. Los planes de plasmar material nuevo se frustraron al serle diagnosticado una leucemia aguda. Otra vez se manifestó la solidaridad del rock: se montaron subastas, se organizaron conciertos benéficos con admiradores como Robert Plant o Ryan Adams. Arthur Lee pudo recibir tratamiento de quimioterapia y un trasplante de médula. Sin suerte: falleció el jueves en el Hospital Metodista de Memphis. Alone again or suena hoy dolorosamente melancólico.
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