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Entrevista:LINDSAY KEMP | Coreógrafo

"Mi principal pasión es amar, y la danza es la mejor manera de expresarlo"

Lindsay Kemp también coreografía cuando habla. Sus manos danzan al vaivén de su discurso y sus ojos brillan aún más cuando pronuncia palabras como pasión, valentía o muerte. El montaje que presenta el coreógrafo nacido en Liverpool en 1938 en el Cuartel del Conde Duque del 2 al 5 de este mes, Elisabeth I, el último baile, está empapado de los tres conceptos ya que recrea las últimas horas de la reina virgen, que revive los amores y dramas de su vida mientras baila para ahuyentar a la muerte.

Pregunta. El personaje de Elisabeth I ya le cautivó cuando a los cinco años vio en el cine Las vidas privadas de Isabel y Essex. ¿Se enamoró de Bette Davis?

Respuesta. Yo tenía cinco años y no era consciente de que ella era actriz, para mí era la propia reina Isabel. Además, Bette a lo largo de los años ha acabado personalizando a ese personaje con otras interpretaciones como en La reina virgen. De todas formas, siempre he admirado a Davis como actriz y como mujer, porque era muy apasionada.

"Hay poca diferencia entre bailar en un escenario y hacer el resto. Para mí pintar, por ejemplo, es bailar con el pincel"
"Siempre hago un esfuerzo para que llegue al corazón, por eso hago un teatro de sueños y de magia, que son ingredientes que escasean"

P. ¿Y por qué han pasado más de 60 años hasta que decidió crear este montaje?

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R. Podría haber interpretado ese papel antes, pero creo que ahora estoy más identificado con él. Siento una gran admiración por la reina, tanto en su faceta de líder y responsable del mantenimiento de la paz como en la de mujer. He estado 10 años dirigiendo ópera y sin subir a los escenarios, con los ropajes de Isabel I esperándome. Ahora hemos tenido que ensancharlos (ríe).

P. En Madrid veremos a Paola Dominguín sustituyendo a Nuria Moreno en el papel de María Estuardo. ¿Son muy distintas?

R. Lamento que Nurita no esté aquí porque hemos trabajado juntos muchos años, pero ha de atender otros compromisos. Ella y yo somos como hermanos, entiende mi estilo teatral, es mi musa. Paola está admirable en el papel. Tiene virtudes distintas a las de Nuria, pero también es un placer estar con ella. Para mí, lo más importante para poder trabajar con otros actores es creer en ellos y que no actúen, que se manifiesten como son.

P. La muerte siempre está presente en toda su obra rodeando a personajes que usted ha interpretado como Salomé o Nijinski y en óperas que ha dirigido como Madame Butterfly. ¿Por qué?

R. Porque la muerte está en todas partes y porque yo la siento mucho más intensamente cuando bailo y me pongo al límite de mis posibilidades. Mi danza es una celebración de la vida. Somos conscientes de que la muerte siempre está al acecho, flotando, y por eso siempre me decía mi madre que fuese con la muda limpia. Yo sigo su consejo y bailo en cada representación como si fuera la última. Hay que amar todo lo que se pueda cada día y para mí la manera de expresar ese amor es a través de la danza.

P. Después de zambullirse en otras disciplinas artísticas como el cine, la ópera o la pintura, ¿con cuál se ha sentido más feliz?

R. Mi principal pasión es amar y la danza es la mejor manera de expresarlo. Creo que todo es danza. Hay poca diferencia entre bailar en un escenario y hacer el resto. Para mí pintar, por ejemplo, es bailar con el pincel. Es tan espontáneo como mi baile. Me gusta todo, dirigir, interpretar, el cine. Disfruto todo lo que sea creativo y lo que pueda hacer feliz a la gente. Disfruto del arte de fabricar placer para darlo. En eso estoy un poco anticuado.

P. En Elisabeth I, el último baile, hay baile, música, canciones, diálogos, mimo y elementos audiovisuales. ¿No teme que la estética despiste al público?

R. No, es un estilo de teatro popular. Siempre hago un esfuerzo para que llegue al corazón, por eso hago un teatro de sueños y de magia, que son ingredientes que escasean en el teatro actual.

P. ¿Qué sensaciones le han quedado del éxito de su montaje Flowers que tanto éxito cosechó en España a mediados de los años setenta?

R. Tengo recuerdos maravillosos y agradezco el éxito obtenido, pero a la vez eso hizo más difícil seguir adelante por temor a decepcionar al público. Ahora estoy sumergido en el papel de Elisabeth I y me resulta complicado volver a esos tiempos. Nunca pienso en el ayer ni en el mañana.

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