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Las restricciones al regadío ahorran 150 hectómetros cúbicos

El Júcar sufre la peor sequía de su historia, advierte Moragues

Sara Velert

El Júcar "sufre la peor sequía desde que se miden caudales", aseguró ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Juan José Moragues. Con las reservas justas, el principal esfuerzo para garantizar el abastecimiento a las poblaciones, que no sufrirán restricciones, lo hacen los agricultores, ya que los fuertes recortes al riego han permitido "ganar 150 hectómetros a la sequía". Moragues pidió más colaboración a la Generalitat.

Los informes barajan un vertido como causa de la intoxicación de tres técnicos en La Vila

La cuenca del Júcar está en estado de "emergencia", mientras que las de los ríos Turia, Mijares, Serpis y la Marina Alta se mantienen en "prealerta", y Castellón, la Marina Baja y el Vinalopó están en situación de "normalidad". La "gravedad" de la sequía se refleja en los principales embalses del Júcar (Alarcón, Contreras y Tous), que a mediados de julio sólo almacenaban 189 hectómetros cúbicos, cuando la media de los últimos 10 años es de 553. En este segundo año de sequía, los embalses no han podido recuperarse. Las mediciones de la cuenca se registran desde los años cincuenta y "este es el año histórico que menos agua trae el Júcar", enfatizó Moragues.

Para afrontar la escasez de agua y alcanzar el otoño con unas reservas de algo más de 100 hectómetros -que garantizan recursos para el abastecimiento durante otro año-, la CHJ aprobó en febrero pasado fuertes restricciones a la agricultura. Con los recortes de hasta un 60% al regadío, "se han ganado a la sequía 150 hectómetros cúbicos". Además, se ha mejorado el aprovechamiento de los recursos, de forma que los arrozales de Sueca y Cullera han consumido menos de la mitad de agua de un año normal porque la rebombean.

Moragues destacó el esfuerzo de los agricultores, los mayores consumidores de agua, y agradeció que Valencia y Sagunto beban más agua del Turia que del Júcar. En ese contexto, explicó que miembros de la comisión, especialmente los agricultores, "tienen la sensación de que la gente no sabe" que la cuenca sufre "una sequía muy grave". Por ello, Moragues pidió a la Generalitat, a la Junta de Castilla-La Mancha y a los ayuntamientos como Valencia que colaboren para ahorrar. "Transmitir que la situación es delicada es más fácil con ayuda", dijo Moragues. El responsable de la confederación recordó que el año pasado otras autonomías, entre ellas Madrid y Cataluña, aprobaron decretos contra la sequía con restricciones para piscinas, fuentes y baldeo de calles.

El presidente de la CHJ explicó también que el Ministerio de Medio Ambiente ha declarado de emergencia obras por 86 millones de euros para nuevas conexiones, actuaciones de mejora de abastecimiento y del medio ambiente, sondeos, electrificación de pozos, reparación y limpieza de canales, entre otras. La comisión de la sequía mantiene cuatro líneas de trabajo, de las que Moragues destacó el esfuerzo por proteger el medio ambiente de la sequía con la vigilancia contra vertidos o el control de la extracción de los pozos para evitar la intrusión marina. Los regantes podrán extraer hasta 40 hectómetros cúbicos para compensar las restricciones de agua superficial, lo que obliga a controlar los acuíferos. Las consecuencias de la escasez en L'Albufera preocupan especialmente a la CHJ, que ha mejorado la red de medida de caudales.

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Por otra parte, el presidente de la CHJ explicó que las investigaciones sobre la intoxicación de tres ingenieros en la estación de bombeo de La Vila Joiosa la semana pasada revelan que el gas que les dejó en estado crítico es anhídrido sulfúrico. Los informes sobre el accidente aún no han aclarado por qué se concentró el gas -que acabó con la vida de uno de los afectados- en la estación de bombeo. Moragues afirmó que hay dos posibilidades: la concentración del gas generada en la propia estación o "la aportación de un vertido". Sin embargo, el responsable de la CHJ matizó que el calor, la falta de oxígeno y el estancamiento del agua son condiciones previas para que se generar el gas en la propia estación, y no se dan en este caso.

Las empresas constructoras cumplía las normas de seguridad y han abierto otras 150 estaciones de bombeo similares sin padecer ningún accidente como el ocurrido en La Vila Joiosa. Según Moragues, no se han topado con un caso igual, ya que otras personas entraron ese día en la estación de bombeo para una última inspección antes de su puesta en marcha y no sufrieron ninguna intoxicación.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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