El fracaso de la OMC
El editorial de su edición del 26 de julio lamenta el fracaso en las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC. El editorial hace afirmaciones como "los intereses de los agricultores de los países más avanzados -y su repercusión en las políticas domésticas de los grandes negociadores- prevalecen sobre la conveniencia general", y "todos asumimos que una de las premisas del desarrollo es la extensión del comercio, el aumento de los intercambios y del número de los países que los realizan", a las que nos gustaría hacer algunas puntualizaciones.
¿De qué agricultores hablamos? El panorama rural europeo actual vive su peor crisis desde que naciera la Política Agrícola Común. Con la adaptación de la misma a las normas de la OMC la desaparición de las explotaciones familiares, diversas, sostenibles y que mantienen el mundo rural vivo ha sido dramática. Sólo hace falta que viajen por las
zonas rurales para constatarlo. Los verdaderos agricultores desde luego no bloquean ningún desarrollo, son en realidad otras víctimas de un sistema que favorece y subvenciona a las agroindustrias.
Por lo que respecta a la afirmación de que comercio es igual a desarrollo, hay demasiadas realidades que muestran lo contrario. La FAO advierte de que el efecto inmediato de la liberalización agrícola es el hundimiento de las materias primas cultivadas en los países pobres. El precio del café descendió un 18% entre 1974-1993; sin embargo, aumentó un 240% el precio final al consumidor europeo. En México el precio del maíz pagado a los agricultores ha descendido un 50%, mientras el precio pagado por el consumidor ha aumentado un 279%. También las Naciones Unidas explica que la inmensa mayoría de los países que han incrementado sus exportaciones e importaciones han visto cómo se intensificaba la pobreza en sus territorios.
Nosotros nos alegramos de que haya fracasado un acuerdo que no era favorable para los pequeños agricultores de los países más pobres.
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