Oposición contra el sacerdote gestor del colegio de Sant Hipòlit de Voltregà, acusado de malos tratos psicológicos
Muchas incógnitas rodean el polémico caso del rector de Sant Hipòlit de Voltregà (Osona), Jordi Castellet, acusado de presuntos malos tratos psicológicos a alumos de la escuela de la población. Castellet es gestor y profesor de religión de la escuela parroquial Sagrats Cors del municipio.
Tras semanas de fuerte presión por parte de distintos sectores del pueblo, que tiene 3.300 habitantes, pero, sobre todo, de los miembros de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) y de algunos maestros de la escuela, el rector anunció esta semana que el próximo curso otra persona gestionaría el centro. También comunicó que habría otro profesor de religión.
El sacerdote ha recibido una lluvia de críticas desde que, a mediados de mayo, decidió iniciar una auditoría de las cuentas de la escuela y despedir a la secretaria del centro, Rosa Guitart. "Se detectó un agujero económico importante y decidimos contratar los servicios de otra administrativa y empezar a sanear toda la gestión de la escuela", declaró Castellet hace varios días. Algunos maestros se manifestaron ante la escuela para mostrar su rechazo ante la medida del sacerdote. A partir de aquí, la polémica fue en aumento. Castellet denunció a 11 maestros por injurias y calumnias y, asimismo, fue denunciado por el despido de la secretaria. Paralelamente, la madre de un alumno de la escuela, Joana García, hizo una queja formal ante el Departamento de Educación porque su hijo "había sido humillado y amenazado por su profesor de religión en distintas ocasiones". También se quejaba que "el rector obligaba a los niños a participar en juegos muy poco adecuados". A finales de junio, otra madre, Maria Josep Panadero, se quejó ante el mismo departamento del "juego humillante al que se había visto involucrada su hija en clase de religión por estar un poco gruesa".
Las críticas, las denuncias cruzadas y la falta de entendimiento entre el rector y los padres y maestros de la escuela, culminaron el jueves de la semana pasada en una manifestación delante la iglesia parroquial en la que participaron 300 personas entre padres, alumnos y ciudadanos del pueblo. Los manifestantes exhibieron pancartas con distintos lemas: Castellet, a la presó o Religión sí, Castellet, no.
Antes de que empezara la manifestación, el rector declaró ser víctima de un complot que sólo persigue desvirtuar su trabajo, "porque algunas personas no están de acuerdo con el saneamiento económico del centro". También declaró que el curso que viene habría "cambios en la gestión de la escuela y en algunos profesores". Algunos de estos cambios fueron anunciados por él mismo esta semana ante el claustro de profesores a modo de despedida.
Ni el acalde de la población, Ramon Trabal, ni el Obispado de Vic han querido hacer declaraciones sobre el caso. Tampoco está claro si ha sido el rector el que ha decidido dejar la escuela o lo ha hecho forzado por el Obispado.
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