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Souad Massi, la nueva voz femenina del mundo árabe

El tercer disco de la cantante argelina, premiado en Europa

Souad Massi ha conseguido que Mask Elil (Madreselva) obtenga el premio al mejor disco de músicas del mundo de 2005 tanto en Francia como en el Reino Unido. Con un universo sonoro propio que parte del chaabi norteafricano, pasa por la tradición arábigoandaluza, y llega hasta el folk, la cantautora argelina ya ha presentado en varias ciudades españolas sus canciones, "inspiradas por la nostalgia".

"El olor de la madreselva me trae recuerdos de infancia, de la familia y del Mediterráneo. La nostalgia me ha inspirado para escribir las canciones del disco", dice. "Hace ya casi siete años que vivo en Francia y empieza a pesar. Sientes que estás lejos de tu país y que te pierdes muchas cosas". Souad Massi (Argel, 1972) grabó Mask Elil con Jean Lamoot -productor de los dos últimos discos de Salif Keita- y músicos como Daby Touré o Mino Cinelu. "No he inventado nada. Me encanta la música occidental y siento un profundo respeto por la oriental. Lo que hago es darle color a la música moderna a base de introducir instrumentos clásicos árabes", explica. La influencia arábigo andaluza se deja sentir: "De joven me gustaba el flamenco y estuve en un grupo de rumba".

Con 17 años cantaba sola con una guitarra y después con el grupo de rock Atakor. "Hasta que estalló el terrorismo y tuvimos que dejarlo porque era muy peligroso", recuerda. "Cuando tienes esa edad y la gente te mira mal o te insulta no lo entiendes. De niña era muy muy tímida, pero también muy rebelde", confiesa. "La primera vez que salí a un escenario sentí tanto pánico que no pude cantar. Y esa sensación no me ha abandonado". Tras su primer disco Raoui (El narrador), se la comparó con Tracy Chapman: "Si eres una mujer, tocas la guitarra y cantas canciones con contenido, te catalogan inevitablemente".

Vivió una experiencia desagradable en el aeropuerto de Los Ángeles. "Nos detuvieron en la escala camino de Tahití. Pasamos casi 48 horas en unas dependencias. Yo estaba embarazada de tres meses y no me sentía nada bien. Resulta que teníamos un visado que nos permitía trabajar en Estados Unidos, pero no transitar por el país. Hacen leyes bien raras. Y te preguntan estupideces como si tienes intención de asesinar al presidente".

"Mi sueño no era ser cantante. Lo que yo quería era ser un hombre muy fuerte", confiesa riendo. Quiere dejar claro que dejó Argel por razones profesionales. "Trabajaba en un gabinete de urbanismo como becaria y la música no era algo tan serio", dice. En enero de 1999 llegó a París para cantar en un Festival de Mujeres de Argelia. "Salió bien y me quedé. Los conciertos y los viajes me han permitido evolucionar. No creo que eso hubiera sido posible en Argelia".

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