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Motociclismo | Gran Premio de China

"Quiero aprender más, me queda mucha trayectoria y aún no lo sé todo"

Oriol Puigdemont

Sólo cuando se aseguró de que había cruzado la meta en la primera posición mostró Dani Pedrosa la cara que reserva para las más selectas ocasiones. Aquélla que, al conseguir el objetivo tras momentos de gran tensión, le permite bajar la guardia y mostrar lo que con tanto recelo esconde. Lo hizo bajo la protección de su casco, cuando se colocó las manos delante del rostro. Luego, tras lanzar el puño al viento, repitió el gesto, mezcla de incredulidad por la hazaña y de presión liberada. Encabritó su moto el español, poco amigo de los vistosos caballitos que encandilan a otros pilotos y, cómo no, a los aficionados. La ocasión lo merecía.

Tras descabalgar, ya en el parque cerrado, buscó entre la muchedumbre que le aguardaba a Raúl Jara, su mejor amigo, y lo abrazó. En una esquina aguardaba su turno Alberto Puig, emocionado. La comunión entre ambos se exhibe próspera a cada paso y ya se comenta un método Puig para plantearse los retos. "He aprendido mucho de Alberto, pero aún quiero aprender más porque me queda mucha trayectoria y, evidentemente, no lo sé todo", declaró Pedrosa, que, con su triunfo, se ha convertido en el segundo piloto más joven en lograrlo en la cilindrada máxima, empatado con el japonés Norick Abe, que se impuso en el gran premio de su país de 1996 a su misma: 20 años y 227 días. Sólo el estadounidense Freddie Spencer, una leyenda, fue más precoz.

"Hayden se acercaba y yo cada vez estaba en peor forma. Al final, he pensado: 'Menos mal"
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Deslumbrante Pedrosa

El nuevo abanderado de Honda sí salió bien ayer. "Al llegar a la primera curva, he optado por ir por el exterior. A mi lado venía Colin. Por eso me he mantenido ahí, tranquilo", explicó Pedrosa. "Ha sido casi perfecto. El fin de semana perfecto lo he vivido sólo una vez, cuando me impuse cada una de las veces que salí a la pista", abundó. Tal hito lo consiguió el 6 de octubre de 2002, en Japón, con su Honda de 125cc.

"La pole no garantiza que, al final, uno pueda luchar por ganar", convino Pedrosa, que, debido a su reducido físico (1,59 metros y 51 kilos), sufre más que sus rivales. "He visto que Hayden se acercaba. Yo tenía que rodar más rápido y cada vez estaba en peor forma. Cuando ha acabado, he pensado: 'Menos mal", reconoció Pedrosa, que, al referirse a los problemas de Valentino Rossi, se mostró escéptico. "Algo ocurre en ese box porque los males que tiene en la pista los puedes identificar desde la moto", dilucidó Pedrosa, que, con su victoria, rompió el monopolio de doce consecutivas de italianos en MotoGP.

Tercero en el Mundial, a 12 puntos de Hayden, el líder, el planeamiento de Pedrosa no varía: acumular experiencia para luchar por el título en el futuro. "¿Que me señalarán ahora para luchar por él? En todo caso, lo harán desde más cerca", dijo.

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