_
_
_
_
_
Reportaje:

El rugido de las viejas Sanglas

Los amantes de la desaparecida motocicleta Sanglas, caracterizadas por un peculiar y sonoro petardeo, se concentraron ayer en Sant Climent para pasearse por el Baix Llobregat, Garraf y Alt Penedès en un encuentro en el que se exhibieron más de 60 ejemplares, procedentes algunos de Alemania, Francia y Holanda.

El Club Sanglas de Cataluña nombró ayer a Javier Sanglas, fabricante de las motos, miembro honorífico junto con José Antonio Macenas, que fue piloto oficial de la marca. A sus 83 años, el creador de esta mítica motocicleta recordó ayer cómo inició su aventura empresarial.

Los hermanos Javier y Martí Sanglas, este último fallecido hace cinco años, empezaron a producir la Sanglas en su factoría de la calle de la Selva de Mar de Barcelona en 1944. Más tarde se trasladó a la Rambla Just Oliveras de L'Hospitalet, donde continuó la actividad hasta 1981. La nave se mantiene aún en pie, si bien está afectada por un plan urbanístico. "Contribuimos a ofrecer a la población la posibilidad de desplazarse cuando no había medios de transporte", explicaba Javier Sanglas. En su época de esplendor, la motocicleta convivió con otras marcas como las Montesa, Bultaco, Ossa o Derbi, todas ellas fabricadas en los alredores de Barcelona.

Sanglas llegó a tener 200 trabajadores y fabricó el único modelo con motor de cuatro tiempos. Según Javier Sanglas se llegaron a vender unas 50.000 unidades. Casi 9.000 se distribuyeron entre las policías de tráfico -fue la imagen de la Guardia Civil de Tráfico- y los ayuntamientos. Con la apertura del mercado español y el desembarco japonés, los hermanos Sanglas fueron conscientes de la dificultad de competir y se asociaron con Yamaha, que absorbió su producción.

La Sanglas no era barata. "En 1960, en el que un Seat 600 costaba 60.000 pesetas, la moto se vendía a 45.000, mientras la Impala de Montesa costaba 25.000", recuerda el presidente del Club de Sanglas, Manel Tinoco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_