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¿Soluciones locales a problemas metropolitanos?

El año 2006 será sin duda el año del Estatut, y espero que también sea el año del Área Metropolitana de Barcelona. Y lo digo desde el convencimiento de que ambos documentos, a diferente escala, tendrán grandes consecuencias en la vida de los ciudadanos de Barcelona y de Cataluña.

Reivindicar la creación del Área Metropolitana es proponer medidas para afrontar algunos de los problemas más acuciantes de los barceloneses y de muchos otros ciudadanos que residen en L'Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma, Badalona, Gavà, Viladecans y Esplugues de Llobregat. Tenemos que ser conscientes de que, desde el momento en que el Área Metropolitana (y en cierta medida la región) constituyen un único espacio social y económico, los problemas y las soluciones tienen que ser por fuerza metropolitanos. En un momento de cambio y de dinamismo como el actual, no podemos pretender gestionar desde un ámbito puramente municipal temas que van desde el transporte a la seguridad, desde la política de vivienda a la ambiental, desde el turismo a la innovación, y un largo etcétera.

La gente se desplaza constantemente, por razones laborales, de ocio, de oportunidades, de servicios, en un flujo permanente de movilidad metropolitana. Hay, por lo tanto, una verdad innegable: nuestra calidad de vida -y sobre todo la calidad de nuestra convivencia- será la calidad metropolitana. Como si el sistema funcionara, que de hecho funciona, como vasos comunicantes: no habrá nunca un vaso más lleno y otro más vacío.

Esta situación que se ve claramente en el ámbito del transporte y que los ciudadanos han podido comprobar con la tarifa integrada, también se da en otros ámbitos. Así, por ejemplo, el acceso a una vivienda asequible no puede tratarse sin tener en cuenta las reservas de suelo conjunto de municipios que conforman la Región Metropolitana. O, por poner otro ejemplo: ¿cómo podríamos competir con otras metrópolis europeas sin sumar el potencial de todos los municipios del Área Metropolitana?

Las instituciones locales queremos abordar este problema así como las nuevas demandas que se generan. De hecho, estas últimas semanas los municipios del Área Metropolitana y del Arco Metropolitano junto con la Diputación, nos hemos reunido para coordinar esfuerzos y debatir sobre temas que nos afectan. Son temas tales como las infraestructuras (ferroviarias, de transporte por carretera, etcétera), los espacios verdes, las reservas de suelo, las políticas de vivienda, la convivencia y el civismo en nuestras calles, etcétera. El encuentro y los intercambios de experiencias han dado origen a la firma del Pacto para la Coordinación de los Gobiernos Locales del Ámbito del Plan Territorial Metropolitano: un acuerdo para la coordinación de las tres instituciones en estos temas.

Esta realidad metropolitana, que es compleja y cambiante, no puede ser gestionada parcialmente, a través de iniciativas fragmentadas o en función sólo de la buena voluntad de los técnicos y políticos municipales. Hemos avanzado de común acuerdo con los agentes sociales y económicos, a través de los planes estratégicos. Y desde el plan estratégico, una vez medidos nuestros recursos y nuestras posibilidades, nace una voz unánime: reconstituir el Área Metropolitana, un órgano que unifique las tres instituciones metropolitanas (Medio Ambiente, Transporte e Inversiones Estructurales) y que devuelva las competencias de urbanismo que un día fueron suprimidas con la aniquilación de la Corporación Metropolitana de Barcelona. Por cierto, eso ocurrió en 1987, un año después de que Thatcher suprimiera el gobierno metropolitano de Londres.

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Este gobierno metropolitano está previsto en el proyecto de Estatut y está previsto en la Carta Municipal de Barcelona. Es hora de pasar a la acción.

Joan Clos es alcalde de Barcelona.

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