Tropas británicas y de EE UU liberan a tres pacifistas tras cuatro meses de secuestro en Irak
Un cuarto miembro del grupo, el norteamericano Tom Fox, fue asesinado por sus captores
Cuatro meses de cautividad terminaron ayer para tres rehenes occidentales al ser liberados en una operación militar británico-norteamericana al oeste de Bagdad. James Loney, de 41 años, Harmeet Singh Sooden, de 32 -ambos canadienses-, y Norman Kember, británico de 74, fueron capturados en noviembre por un grupo de la insurgencia junto al estadounidense Tom Fox, cuyo cuerpo apareció hace dos semanas en un vertedero en la capital con signos de haber sido torturado. Los cuatro pertenecían a Christian Peacemaker Teams, una ONG cristiana dedicada a la construcción de la paz en zonas de conflicto.
La coordinadora del grupo, Claire Evans, informó de que los tres pacifistas se encontraban en un lugar seguro -la zona verde, una de las mejor protegidas del país, donde tienen la sede muchas embajadas y las oficinas del Gobierno iraquí-, que alguno había podido hablar con su familia y que estaban pasando un reconocimiento médico. "Nos han dicho que se encuentran razonablemente bien", afirmó Evans.
Los tres rehenes fueron liberados ayer en una operación de las tropas multinacionales en un barrio al oeste de Bagdad. En la vivienda no se encontraban los secuestradores, pero no se ha informado si los rehenes estaban solos o había algún cuidador con ellos. La información del lugar la obtuvieron los norteamericanos en la noche del miércoles, tras interrogar a dos sospechosos, según informó en rueda de prensa el general Rick Lynch, portavoz del Ejército de EE UU en Irak.
El británico Kember declaró poco después: "Es estupendo estar libre", y dijo que estaba deseando regresar en breve al Reino Unido. Los captores de los pacifistas exigían a cambio de sus vidas la liberación de todos los presos.
Los secuestros, tanto de extranjeros como de iraquíes, son una práctica muy extendida desde abril de 2004. Con los extranjeros se obtienen réditos políticos y mucha publicidad a través de los vídeos, y a menudo millones de dólares; con los iraquíes, sólo dinero. Otra occidental, la periodista colaboradora del diario Christian Science Monitor de Boston (EE UU) Jill Carroll, permanece en manos de sus captores desde el 7 de enero.
