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Fútbol | Liga de Campeones

La melancolía de López Caro

Diego Torres

Salgado y Raúl fueron los últimos en salir del vestuario después del entrenamiento del lunes. Se quedaron hasta el final, igual que López Caro, el entrenador. Tomaron unas cañas y hablaron mucho de la situación del club y del partido de Highbury. Cuando se marcharon se les vio animados. Como si el plan hubiera quedado sellado. Ayer en Highbury el técnico madridista dio un vuelco a la alineación: Salgado entró por Cicinho y Raúl por Robinho. En la punta no estuvieron ni Cassano ni Baptista. Allí López Caro puso a Ronaldo y de esa manera equilibró la transacción.

Se desconoce si además de asignar competencias, trabajo político que le permite bailar en el alambre sin caerse, López Caro tuvo otra labor en el partido de ayer. Como en el Bernabéu, el técnico de Lebrija no tomó decisiones durante el partido. Al menos no lo hizo fuera del vestuario. Estuvo metido en el banquillo durante buena parte del partido, y cuando salió fue para ponerse de pie y otear el horizonte. Su mayor contribución fue sacarse la mano izquierda de la cazadora y mover los dedos nerviosamente cada vez que Henry, majestuoso, se paseó a menos de 20 metros del banquillo. Al parecer, con este gesto el técnico quería avisar a sus hombres del inminente peligro de Henry. Lo hizo en silencio, con un hilo de voz. Cabe preguntarse si sus jugadores le escucharon, o si la información era desconocida por ellos.

En el partido de ida el mayor aporte del entrenador fue durante la primera parte. Allí se le vio romper el límite del área técnica del Bernabéu para enfrentarse al cuarto árbitro con gran intensidad y aparato de gestos. Tras varias disputas, el aliento de sus jugadores empezó a decaer. Entonces López Caro tiró de palmas al grito de "¡Vamos, vamos...!". Y eso fue todo. Luego, el gol de Henry sumió a López Caro en una profunda melancolía de la que ayer no parecía recobrado. No se volvió a asomar y perdió energía. En el Bernabéu permaneció quieto y en las sustituciones se limitó a cambiar pieza por pieza. Ayer hizo lo mismo hasta el tercer cambio: metió a Robinho, un delantero, y quitó a Salgado, un defensa.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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