Fallece Luis Valls, artífice del crecimiento y la consolidación del Banco Popular
El banquero, de 79 años, ocupó la presidencia de la entidad durante tres décadas
Ayer por la mañana falleció en Madrid Luis Valls Taberner (Barcelona, 1926), presidente del Banco Popular durante 32 años y un hombre clave en la historia de la banca en las tres últimas décadas. En octubre de 2004 se retiró a un segundo plano y quedó como guardián en la sombra de la entidad al seguir sólo como presidente de la junta de accionistas. Miembro del Opus Dei desde 1945, dirigió el Popular con la premisa de que fuera independiente, muy rentable y con bajo riesgo, características que logró. Definido como astuto y florentino, la muerte de Valls abre una nueva etapa en el banco.
El último acto público de Luis Valls fue presidir la junta de accionistas del 25 de mayo de 2005. Pese a ocupar este cargo, en ningún momento se dirigió a los presentes, quizá porque su enfermedad estaba avanzada. No obstante, al final quiso acercarse a charlar con los periodistas. En el corrillo, Luis Valls, el último magnífico de la banca, como era conocido en el sector, insistió en la necesidad de mantener la prudencia y criticó veladamente alguna compra de sus competidores. Alfonso Escámez, ex presidente del Central Hispano, es el último banquero veterano vivo de aquella generación.
Después, poco se supo del alma máter del Popular, salvo que en octubre pasado dejó de acudir a la sede central de la entidad por su delicada salud. Ayer falleció por problemas renales que le acabaron provocando una parada cardiorrespiratoria.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, donde conoció al Fundador del Opus Dei, cursó el doctorado en Derecho en Madrid. Fue profesor de Economía Política en las Facultades de Derecho de Barcelona y Madrid. Sin embargo, la docencia le perdió pronto porque en 1957 ingresó en el Popular con el cargo de vicepresidente ejecutivo.
Su prioridad fue reorganizar el consejo "que no tenía un rumbo claro en aquellos momentos", como reconoció Luis Valls más adelante. Con el apoyo de Camilo Alonso Vega, director de la Guardia Civil y ministro de la Gobernación con Franco, y del empresario cementero Pedro Masaveu, se ganó la confianza de todos. Durante la transición, fue el primer banquero que alabó la legalización del Partido Comunista de España y no tuvo reparos en prestarle dinero.
En junio de 1972, Valls fue nombrado presidente de la entidad, cargo que ejerció solitariamente hasta 1989. Ese año nombró copresidente a su hermano Javier, delegando en él todas las apariciones públicas, el aspecto que menos agradaba a este estratega. A principios de los ochenta, el Popular vivió un ataque de la familia March, que intentó adquirir un paquete relevante de la entidad. Tras rechazar la embestida, se centró en la búsqueda en un sistema de blindaje del banco. Además de la Sindicatura de Accionistas, una figura única en el sector que consiste en la delegación de acciones en el presidente del consejo (ahora agrupa a más del 10% del capital), buscó aliados de referencia.
En 1988 llegó a un acuerdo con los alemanes Allianz e Hypobank, y con el holandés Rabobank, a los que ofreció negocios conjuntos a cambio de fidelidad. Tras la marcha de los bancos, hoy queda Allianz, con casi el 10% de las acciones.
A finales de los ochenta vivió uno de los capítulos más amargos, el enfrentamiento en el Juzgado de Delitos Económicos con José María Ruiz Mateos, también miembro del Opus Dei. Luis Valls, que conocía a Ruiz Mateos desde 1958, no quiso que nadie le defendiera y él ejerció de abogado defensor.
La dura competencia
La década de los noventa puso a prueba la firmeza de los principios de este profesional, definido como mitad monje (por su pertenencia al Opus Dei) y mitad banquero. Sus principales competidores, el Santander y el BBVA iniciaron fusiones, compras en América Latina, adquisición de acciones en las grandes empresase inversiones en Internet. Los dos se hicieron muy grandes y dejaron al Popular cerca del pelotón de los medianos. La acción se resintió en Bolsa, pero el Popular siguió fiel.
La reacción de Valls fue potenciar el crecimiento en España. En aquellos años contó con Ricardo Lacasa, Fulgencio García Cuéllar y Ángel Ron (hoy presidente ejecutivo) como consejeros delegados. Con la consolidación de Ron y su deterioro por la enfermedad, Valls realizó un cambio clave en octubre de 2004, cuando renunció a la presidencia del consejo. A la vez amarró más el control del capital con la entrada de Américo Amorim, uno de los empresarios más ricos de Portugal, que vendió su banco, el BCN, a cambio del 5% del Popular. Luis Valls, que perteneció al Consejo Privado de Don Juan de Borbón y participó en la fundación del diario Madrid, era aficionado a la lectura (le gustaba regalar libros), el senderismo y el tenis.
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