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Reportaje:JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

Una taquicardia aparta a Kostelic del descenso

A Janica Kostelic, la esquiadora más laureada, le dio una taquicardia el martes y dejó el camino libre para el triunfo en el descenso femenino de la gran favorita, Michaela Dorfmeister. La especialista austriaca, que lo había ganado todo en la prueba reina de la velocidad, y arrasaba esta temporada en la Copa del Mundo, se podrá retirar así, a punto de cumplir los 33 años, con el oro olímpico que le faltaba, un metal que perdió en Nagano 98 por una centésima ante la estadounidense Picabo Street.

La baja de Kostelic se veía venir. Tras múltiples operaciones en sus castigadas rodillas, sin tiroides desde hace dos años y con gripe desde la última cita de la Copa del Mundo en Alemania finalmente no pudo resistir tantos achaques. La federación croata anunció el martes, antes del tercer y último entrenamiento del descenso, que Janica ya no participaría porque se había sentido mal por la mañana, con una frecuencia de pulsaciones superior a la normal. Sólo había sido 13ª en el primer ensayo el domingo, a 1,65s de Dorfmeister, y 16ª, aún peor, en el segundo, a 2,34s de la suiza Martina Schild, plata ayer. Kostelic, según médicos consultados, puede haber tenido la taquicardia por un exceso de tiroxina, la hormona que debe tomar en pastillas al no tener tiroides desde que se la extirparon en 2004 al no funcionarle bien. Es lo más probable, pues la gripe sólo se la produciría si tuviera fiebre muy alta, algo que tampoco ha confirmado el misterioso equipo croata. Únicamente ha trascendido que "por precaución" se había tomado la decisión de que no corriera el descenso, aunque estaría ya a punto para el entrenamiento del descenso de la combinada, previsto para hoy.

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Kostelic, que por su contextura y forma de esquiar se la ha denominado la Bomba femenina, por su parecido al legendario italiano Alberto Tomba, es un caso extraordinario de capacidad física. Cumplió en enero los 24 años, pero debutó ya en los Juegos de Nagano 98, con 16. Fue octava en la combinada y cuatro años más tarde se convirtió en la primera mujer en ganar tres oros olímpicos (la misma combinada, el eslalon y el gigante) y una plata (en supergigante) en los Juegos de Salt Lake City 2002. Su padre y entrenador, Ante, en un país sin tradición de esquí alpino, no sólo sacó petróleo con ella, sino también con su hermano Ivica, que logró el martes el bronce en la combinada y provocó las lágrimas de alegría de Janica.

Lo más asombroso de esta esquiadora es que tiene más récords de lesiones que de triunfos. Pero se ha recuperado increíblemente de sus repetidos pasos por el quirófano para arreglar sus rodillas desde su primera caída en el entrenamiento del descenso de Saint-Moritz (Suiza), en 1999. Hasta le han injertado nuevos ligamentos, y parecía haber superado su problema de tiroides. Todo ello no le ha impedido haber ganado también cinco títulos mundiales, dos Copas del Mundo absolutas y de eslalon, y 26 pruebas en el exigente circuito del esquí alpino. Su última hazaña, tras vencer los pasados 14 y 15 de enero en el descenso y en el supergigante de Bad Kleinkircheim (Austria), se unió a la austriaca Petra Kronberger y a la sueca Pernilla Wiberg, ya retiradas, como las únicas esquiadoras que han ganado alguna vez en todas las modalidades del esquí alpino.

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