La Fundición Dúctil Benito de Manlleu se instala en las naves de Puigneró, cuya deuda asciende a 176 millones
Tres años después de la quiebra de la empresa textil Hilados y Tejidos Puigneró, SA, en la comarca de Osona, los impagados que dejó la empresa continúan sin ser cobrados. La cantidad de acreedores del grupo, cuya crisis ha costado 18 millones de euros a las arcas de la Generalitat, asciende a 827, con una deuda total de 176 millones. De esta cuantía, 147,1 millones corresponden a organismos oficiales, 17,8 millones a los trabajadores y los 10,9 millones restantes los reclaman entidades bancarias.
Ahora empieza la fase de liquidación del patrimonio de la empresa para pagar a los acreedores. También se tendrá que determinar quién cobra primero, aunque la Seguridad Social, el Instituto Catalán de Finanzas (ICF) y Hacienda son acreedores preferentes. Los dos primeros no tienen problema en dejar que los trabajadores cobren primero, pero "Hacienda se niega a negociar, a sabiendas que la primera partida económica será suya", explica Lluís Blasi, abogado laboralista que representa a la mitad de los trabajadores afectados.
Los síndicos o representantes elegidos de los acreedores tras la quiebra también han confirmado el alquiler de las naves de Puigneró. Las de Sant Bartomeu del Grau, las últimas en cerrar, han sido alquiladas por una importante empresa de Manlleu (Osona), Fundición Dúctil Benito, que fabrica y vende tapas y rejas de fundición y mobiliario urbano.
Fundición Dúctil Benito se instalará en las antiguas naves de Puigneró con la finalidad de "cubrir las necesidades de expansión de la sección de alumbrado público y el plan de internacionalización previsto para los próximos años", dice David Roura, director de operaciones de la empresa.
De momento, Fundición Dúctil Benito ocupará 30.000 metros cuadrados de los 90.000 de que disponen las naves y, además de trabajadores de Manlleu, ya ha contratado a dos personas de Sant Bartomeu del Grau. "Los vecinos de la zona tendrán prioridad en las nuevas incorporaciones", explica Roura.
La decisión alegra al alcalde del municipio, Miquel Colomer, que ve en el traslado de la empresa una buena oportunidad "para generar movimiento en el pueblo", gravemente afectado tras la caída del imperio Puigneró.
Se da la circunstancia de que Pere Puntí, que fue director general de Puigneró en el periodo de suspensión de pagos, acaba de fichar por Fundición Dúctil Benito como director de operaciones de expansión de la empresa. Las tareas de Puntí "también implicarán responsabilidades sobre la sección de Sant Bartomeu del Grau", explica Roura. La intención de la empresa es comprar y quedarse en Sant Bartomeu.
Por otra parte, hoy tienen que comparecer ante el Juzgado de lo Social número 23 de Barcelona los vecinos de 30 viviendas de esta localidad propiedad de la antigua fábrica Puigneró. Las viviendas fueron subastadas tras la quiebra y adquiridas por una inmobiliaria. Los vecinos temen que los echen de los pisos.
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