Un millón de brazadas marinas
David Meca inicia el reto de nadar desde la Península a Baleares
El reto, hasta ahora fuera del alcance de cualquier humano, comenzó sobre las 10 de la mañana de ayer en la playa de la Grava, en el puerto de Xàbia (norte de Alicante). Allí, el nadador catalán David Meca, arropado por decenas de amigos y curiosos, se zambulló en las gélidas aguas del Mediterráneo con la firme determinación de bracear y bracear hasta arribar a las Baleares. El nadador confía en materializar la hazaña marina al cabo de 36 horas (dos jornadas con una larga noche por medio), cuando, si no tercia un elemento natural infranqueable, tocará tierra en algún punto del litoral del municipio de Sant Antoni de Portmany (Ibiza). "No os voy a decepcionar. Lo intentaré hasta el último minuto y cruzaré a nado el Mediterráneo", dijo a modo de despedida el deportista instantes antes de lanzarse al agua.
David Meca, un nadador de larga distancia con un repleto zurrón de títulos -atesora 35 campeonatos internacionales- es también un especialista en desafíos en solitario contra las bravas aguas marinas (entre otros hitos, Meca ha cruzado a nado el canal de la Mancha, el estrecho de Gibraltar y la bahía de San Francisco).
La travesía que ayer comenzó, bautizada como el Reto Polaris, en honor a la firma que le patrocina, incluye cruzar a nado una distancia de 110 kilómetros, es decir, más de un millón de brazadas de manera ininterrumpida, sin escalas ni descansos. Todo ello en pos de añadir otra muesca a su ya exitosa carrera deportiva: ser el primer humano en unir a nado la Península y las Baleares. "Si no tardamos 20 horas, serán 30, y si no, 40, pero voy a luchar hasta el final", enfatizó antes de tomar la salida. "Es el reto de mi vida y aunque vomite, me corte, sangre o me encuentre lo que me encuentre por la noche, no pararé", añadió.
A medianoche de ayer, el nadador sufría ya vómitos, pero fuentes del equipo que le acompaña indicaron que seguía nadando a un ritmo de cinco kilómetros a la hora. Pese al fuerte oleaje, Meca logró cubrir una cuarta parte de la distancia en nueve horas.
El vigente campeón del mundo de natación de larga distancia afronta tamaña empresa deportiva tras una concienzuda preparación de más de dos años. Meca aceleró la preparación en los dos últimos meses, en los que se concentró en coger peso (la grasa es el mejor antídoto contra el gélido mar, con una temperatura media de 14 grados centígrados en esta época del año). Y junto al extra de grasa, Meca intentará paliar el frío embutido en un traje especial.
En su batalla contra las olas del Mediterráneo, Meca se ha rodeado de un completo y avanzado equipo logístico. Entre otros elementos, va acompañado de un crucero guía (embarcación a vela que se encargará de trazar el mejor rumbo); otra embarcación de seguimiento, con equipo médico incluido, y una tercera barca auxiliar, con su entrenador a bordo.
Aparte del oleaje y el frío, el nadador de fondo sólo confesó temor a un único factor: la noche. "El problema surgirá por la noche, ya que utilizaremos focos potentes para que en ningún momento los equipos auxiliares puedan perderme de vista, aunque la contrapartida puede ser que la luz atraiga a las tintoreras [tiburones autóctonos del área del Mediterráneo]", explicó. "Rezaré para que esas 14 horas de oscuridad pasen rápido y se haga de día", añadió.
Si nada le hace abandonar, en la tarde de hoy habrá culminado su aventura. "Este recorrido lo han hecho hasta ahora barcos, aviones y supongo que también tiburones, pero hasta ahora ningún ser humano lo ha conseguido", concluyó.
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