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Reportaje:

La tisana del Papa Luna

El patronato de Turismo de Peñíscola recupera el brebaje que Benedicto XIII utilizaba contra el estrés

María Fabra

Unas semillas de coriandro, alcarabea, hinojo, regaliz, anís, canela, comino y azúcar. La mezcla de todos estos ingredientes, en su proporción exacta, da lugar a la llamada "tisana del Papa Luna". No es de extrañar que Benedicto XIII, el popularmente conocido como Papa Luna, padeciera de estrés, dolores de cabeza o dolencias estomacales. La situación de la Iglesia católica durante su mandato no era para menos. Con una absoluta división, el Papa Luna fue protagonista indiscutible del Cisma de Occidente y se tuvo que enfrentar a todos los poderes espirituales y temporales de Europa.

Tal como relata Juan Bautista Simó, cronista de Peñíscola, "la época que le tocó vivir estuvo marcada por guerras, desórdenes y luchas; por codicias, general corrupción del clero y claudicación del poder religioso e imposición del civil". Al final, debió abandonar Aviñón, donde sufrió terribles asedios, y buscar amparo en tierra española, refugiándose "cual náufrago lanzado por el temporal" en Peñíscola. Era el siglo XV. En sus desplazamientos, Benedicto XIII siempre se hacía acompañar del altar, la escribanía y la farmacia portátiles. A buen seguro, la tisana figuraba entre su equipaje.

La obtención de la fórmula magistral de esta infusión también ha sido un trabajo duro para Simó, que es quien, después de cuatro años de arduas labores de investigación, ha logrado obtener las medidas e ingredientes exactos. Para ello, contó con la colaboración de numerosos especialistas y estudiosos, como expertos en matemáticas medievales, en latín popular del siglo XV, en latín científico, botánica o farmacia, que colaboraron con el cronista local hasta conseguir descifrar y formular los ingredientes en su exacta medida para obtener el brebaje medicinal. La mayoría de las hierbas de las que está compuesta la tisana pueden encontrarse en el vecino parque de la Serra d'Irta. Y ahora, el patronato de Turismo de la ciudad patrocina la elaboración de la singular tisana recuperada por Simó.

Según el propio historiador, la fórmula magistral medieval contra el estrés fue popularizada por el Papa Benedicto XIII desde Peñíscola y se aplicó durante los siglos XV, XVI y XVII como remedio de probada eficacia para evitar flatos, dolores de cabeza, tensiones estresantes y dolencias de riñón. De las investigaciones se desprende que la descripción de la receta de la tisana, fue "magistralmente preparada a favor del Papa Luna". Sin embargo, aún a principios del siglo XVII, con la denominación de pulvere papae Benedicti de Luna, se le consideraba un fármaco clásico, tradicional valenciano. Además, sostiene que los componentes, triturados en una debida proporción, fueron conocidos y reconocidos por la farmacología islámica levantina del siglo XII, y "la fórmula del preparado posee la profunda huella de la obra Antidotarius de Arnau de Vilanova", un libro que formó parte de los volúmenes de medicina de la biblioteca pontificia peñiscolana.

La tisana del Papa Luna ya se puede ofrecer, de forma fidedigna, como un reclamo más de los múltiples que reúne la ciudad de Peñíscola, tal como preconizaba el cronista, quien la considera parte del patrimonio tanto cultural como natural de la población.

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