_
_
_
_
_

Bieito compone en 'Wozzeck' una lectura "apocalíptica y futurista" del capitalismo

El director de escena estrena en el Liceo un nuevo montaje de la ópera de Alban Berg

Asegura no querer ser siempre el centro de atención, pero la fama, según él falsa, de provocador y de director de escena que crea escándalo ha convertido, una vez más, a Calixto Bieito en el gran protagonista de su nuevo montaje operístico, Wozzeck, de Alban Berg, que mañana se estrena en el Liceo de Barcelona y que la próxima temporada se verá en el Teatro Real de Madrid. Un montaje "futurista" con una escenografía que reproduce "el estómago de una refinería de petróleo llena de chapapote", que sirve a Bieito para hacer, a través de la ópera, "una lectura apocalíptica" del capitalismo en el que vivimos que, afirma, "aboca al ser humano a la angustia existencial".

"¿Hay mucha violencia en el montaje?", le preguntaron ayer a Calixto Bieito en la presentación de la ópera. "Wozzeck es una obra violenta y la música también lo es", respondió escueto. "¿Y cuántas violaciones hay?". "No hay violaciones en esta obra. El pasado septiembre olvidé la máquina de contar violaciones en Berlín tras el estreno de Madama Butterfly", ironizó.

No puede escapar el director de escena a su fama de polémico; fama que, reconoce él mismo, ayuda a los teatros a vender las entradas de sus montajes, aunque el Liceo, a día de ayer, no había agotado las localidades de ninguna de las 10 funciones previstas de la ópera hasta el próximo 17 de enero.

Considera Joan Matabosch, director artístico del teatro, que la devolución por parte de algunos abonados de sus localidades no se debe interpretar tanto por la presencia de Bieito en la dirección de escena -en el coliseo lírico barcelonés sus montajes de Un ballo in maschera, en 2000, y de Don Giovanni, en 2002, causaron mucha controversia-, como por el doble hecho de que Wozzeck es una ópera contemporánea y de que parte de las funciones se ofrecen en las fechas navideñas.

Expectación

Fue precisamente en fechas navideñas, y justo también un 30 de diciembre, pero de 1964, cuando el Liceo acogió el estreno en España de Wozzeck, ópera de 1925 que el teatro lírico barcelonés ha programado en otras dos ocasiones más, en diciembre de 1977 y en marzo de 1984. En ninguna de ellas, sin embargo, la presencia de la ópera de Alban Berg en el cartel del teatro había causado tanta expectación por parte de los medios de comunicación como en ésta.

"Desde que hice Pierrot lunaire en 1998 en el Teatre Lliure de Barcelona tenía ganas de llevar a escena Wozzeck, una obra mítica entre los directores de teatro, aunque yo no quería hacer la obra de teatro de Büchner, quería dirigir la ópera de Berg", explicó el director. Una ópera cuya música, afirma, le provoca "desasosiego" y le "evoca la angustia existencial que vivimos".

Las referencias al mundo actual, tanto social como políticamente, han sido una constante en los montajes tanto teatrales como operísticos de Bieito, quien, sin embargo, en esta ocasión hace una lectura futurista de la obra. "Una lectura apocalíptica, porque la música lo es", afirma. "Una lectura poscapitalista de un mundo contaminado mental y físicamente, que se traduce en una escenografía, de Alfons Flores, que reproduce las tripas de una refinería de petróleo habitada por seres alienados, explotados y contaminados; un laberinto industrial metáfora de un gran estómago abierto a la mirada del público".

Calixto Bieito asegura que se ha sentido "muy arropado" en los ensayos por el reparto de cantantes, encabezado por el barítono Franz Hawlata, en el papel de Wozzeck, y la soprano Angela Denoke, en el de Marie, y por el director musical de la obra y también del Liceo, el alemán Sebastian Weigle. "Ha sido un trabajo silencioso, difícil, interior, pero afortunadamente no ha habido nada que me molestara", dijo Hawlata cuando se le preguntó por los ensayos con Bieito. Para Weigle, "ha sido un trabajo a conciencia, como debe ser. Una puesta en escena con un concepto claro. Y las cosas que no me han gustado las hemos discutido. Hemos acordado una limitación de daños", apostilló en referencia a los reparos que ha tenido con algunas de las propuestas de Bieito.

No quiere especular el director de escena sobre el recibimiento que el público del Liceo deparará a su propuesta escénica. "Para mí, las producciones se inician con un proceso intelectual, para pasar luego a un proceso emocional en el que no me planteo lo que pensará el público del montaje", afirma Bieito. "Evidentemente, quiero llegar a la gente, quiero hacer un espectáculo que toque, pero el público es la última parte del proceso. Primero, lo que quiero es sentirme a gusto con lo que hago y hacer un trabajo poco especulativo, porque de lo contrario podría acabar convirtiéndome en un director de escena que hace una determinada cosa para provocar al público una reacción. No es así en mi caso. No me considero un director especulativo, y no lo soy quizá porque he sido muy débil mentalmente para no caer en eso o, quién sabe, tal vez muy fuerte para evitarlo".

Sobre su debut con esta producción de Wozzeck en el Teatro Real de Madrid la próxima temporada, Bieito asegura estar "encantado". "Hay producciones teatrales mías que han funcionado mejor en Madrid que en Barcelona, como pasó con La ópera de cuatro cuartos. Pero quién sabe lo que pasará".

Ensayo general de la ópera <i>Wozzeck</i>, ayer en el Liceo.
Ensayo general de la ópera Wozzeck, ayer en el Liceo.JORDI ROVIRALTA

Examinarse en lo desconocido

La ópera ha concentrado la atención de Calixto Bieito en los últimos cinco años. La música le estimula, le seduce tanto, afirma, que cuando dirige un montaje teatral, se la tiene que inventar. Quizá por ello cada vez son más escasas sus incursiones en el mundo del teatro, aunque sus próximos compromisos son en este género. "Estoy empezando a conectarme después de que haya pasado un año y medio desde que estrené El rey Lear", dice.

Primero será Peer Gynt, de Henrik Ibsen, en mayo, en la ciudad noruega de Bergen, para conmemorar el centenario de la muerte del dramaturgo nórdico, y después, a finales de junio, el montaje inaugurará el Festival Grec de Barcelona. A mitad de agosto estrenará en el Festival de Edimburgo su versión teatral de la novela Plataforma, del escritor francés Michel Houellebecq, que la próxima temporada se verá en el teatro Romea de Barcelona, del que Bieito es director artístico.

Un teatro en el que Bieito programa espectáculos de otros, pero donde apenas se pueden ver los suyos. "He tenido muchas ganas, y las sigo teniendo, de examinarme, de probarme en lo desconocido. Esto me ha llevado a viajar mucho, a aceptar la dirección de escena de montajes teatrales y, principalmente, de óperas fuera de Barcelona, fuera de España. En lugares que no conocía, para asumir más riesgos", dice.

Riesgos que sabe que también puede asumir en su propio teatro, pero dice que "es diferente". Que en Barcelona, en España, "nos conocemos todos" y que en su propio teatro, concluye, "no me han necesitado tanto".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_