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Crónica:ATLETISMO | Campeonatos de Europa de cross
Crónica
Texto informativo con interpretación

La redención de Alberto García

El madrileño, segundo tras el ucraniano Lebid, que logró su sexto oro

Carlos Arribas

Contaba el otro día en la BBC Dwain Chambers, atleta británico que dio positivo por THG, que una sanción por dopaje son dos años sin poder competir y toda una vida con su nombre asociado a la palabra trampa, una nota a pie de página que nadie se olvidará de redactar siempre que se hable de él. El lado social de la condena.

Chambers prevé que algo así le ocurrirá a él. Alberto García, que el pasado verano volvió a la competición tras dos años suspendido tras un positivo por EPO, puede dar fe de que es verdad. Haga lo que haga el atleta vallecano, nadie se olvidará nunca de recordar que en abril de 2003, en vísperas de los Mundiales de cross, el punto final a su más brillante temporada invernal, resultó positivo en un control antidopaje. La sombra le acompañará siempre. También ayer, cuando, después de una carrera en la que recordó al Alberto García de sus mejores tiempos, terminó segundo de los Europeos, detrás del invencible ucraniano Serguei Lebid, quien logró su sexto título continental en los últimos ocho años, el quinto consecutivo.

La sombra le acompañó a Alberto García también la víspera, cuando fue seleccionado para pasar un control previo de sangre -se le midió el hematocrito, que el madrileño eleva de forma legal durmiendo en una tienda de campaña en la que un aparato similar a un acondicionador de aire extrae oxígeno y lo reemplaza por nitrógeno, de forma que el aire que respira es similar al de una altura de 2.500 metros- y otro de orina. Pero una vez en la pista, en la fría y embarrada hierba de Tilburgo (Holanda), la única sombra que acompañó a Alberto García fue la figura imponente, dura, rubia, poderosa, de Lebid, un atleta que nunca llegará a acercarse a los africanos que dominan el mundo del cross, que prefiere no seguir comprobándolo en la competición y que se ha hiperespecializado en los Campeonatos de Europa. Es su vida y es su orgullo. Antes los preparaba en el Rif, en la altura de Ifrane, entre los cedros, donde se entrena Hicham el Guerruj, pero este último invierno cambió de hábitos y se fajó en los bosques del Cáucaso, en las alturas rusas de Kislovodsk. Ayer, sucesivos cambios de ritmo de Alberto García, quien no abandonó la cabeza desde las primeras zancadas, quemaron a todos los rivales salvo al inevitable Lebid, quien, a falta de 600 metros, en una zona quebrada, dio el tirón definitivo para irse solo.

"Sabía que podía conseguir una medalla", dijo el madrileño; "he trabajado muy duro para ser campeón de Europa. He sido subcampeón y, después de todo lo que he pasado, me sabe a gloria. Estoy muy orgulloso de mí por todo lo que he sufrido".

Alberto García (con guantes) y Lebid, durante el cross de ayer.
Alberto García (con guantes) y Lebid, durante el cross de ayer.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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