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Reportaje:

Varig sobrevuela un embargo de aviones

Acumula 290 millones de euros de pérdidas en 2005 y su deuda alcanza ya los 2.800 millones

Hasta el último minuto, la tragedia pareció inevitable. Pero al final un tribunal de Nueva York acordó, el 9 de noviembre, conceder a la aerolínea brasileña Varig un nuevo plazo para volar a EE UU sin correr el riesgo de que sus aviones sean embargados. Las cuentas de los nueve primeros meses del año, presentadas esta semana, no auguran sin embargo nada bueno.

La portuguesa TAP, que ha jugado un papel clave en el aplazamento del embargo, está dispuesta a entrar en el capital de Varig y asumir su gestión
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Los 62 millones de dólares depositados en el último minuto en el New York Bank impidieron que los acreedores lograsen una orden judicial para incautar 40 de los 78 aviones que aún llevan la bandera de Varig. El nuevo plazo expira el 21 de diciembre, cuando la empresa tendrá que presentar un plan de reestructuración de su deuda a los tribunales de Nueva York. Pero las vísperas no son nada halagueñas, esta semana Varig ha presentado sus resultados de los nueve primeros meses del año y sus pérdidas superan de largo las peores previsiones.

Entre enero y septiembre acumula 778 millones de reales de pérdidas (unos 290 millones de euros), con un incremento interanual en las mismas del 155%. Solamente entre julio y septiembre, el resultado negativo ha sido de 148 millones de euros. En el tercer trimestre del año pasado, la empresa tuvo beneficios de 100 millones de euros.

La sucesión de resultados negativos ha elevado el patrimonio neto negativo de Varig a 2.800 millones de euros. Los ingresos netos logrados entre enero y octubre de este año, por otra parte, sumaron unos 2.400 millones de euros.

Para evitar el 9 de noviembre la catástrofe anunciada del embargo de aviones, Varig contó con el respaldo del gobierno, a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), y con la habilidad del principal ejecutivo de la aerolínea portuguesa TAP, el brasileño Fernando Pinto. Por ironías del destino, la decisión de TAP de salvar a su rival brasileña partió de su presidente, que ocupó el mismo puesto en la ahora agonizante Varig y que fue cesado sin contemplaciones en los años 90.

El 8 de noviembre, un consorcio encabezado por TAP e integrado por GeoCapital, un grupo de Macao, y por inversionistas brasileños compró la VarigLog, subsidiaria de entrega de cargas y correspondencia, y VEM (Varig Ingeniaría y Mantenimiento). Según el pacto alcanzado, TAP aportó tres millones de dólares. Los otros 59 fueron entregados por el BNDES (unos 42 millones) y por los socios reunidos por TAP.

Esta ha sido la primera aportación de la portuguesa, que ha anunciado que está dispuesta a invertir hasta 500 millones de dólares para comprar parte de Varig y asumir su gestión.

El mismo día de la operación salvamento, TAP y sus socios adelantaron a Varig otros 40 millones para cubrir gastos de personal, cuyos sueldos estaban retrasados, invertir en el mantenimiento de la flota (tiene cinco aviones en tierra por falta de repuestos) y ganar algún aliento para proseguir en la batalla de su recuperación.

Fernando Pinto asegura que GeoCapital participará en los próximos pasos, y que hay dos fondos dispuestos a aportar cada uno cien millones de dólares.

Las deudas totales de Varig ascienden a casi tres mil millones de euros. El principal acreedor es el Estado brasileño, que tiene 64% de esa deuda.

Los más enfáticos acreedores son, sin embargo, las empresas de alquiler de aviones, las firmas de mantenimiento y las suministradoras de equipos y repuestos para los aviones, como Boeing y la General Electric.

Por eso, los analistas dicen que el futuro de la compañía sigue en el aire. De todas formas, al menos hasta diciembre parece asegurado que los vuelos de la aún mayor empresa aérea de América Latina seguirán.

Un avión de Varig, a punto de aterrizar en Rio de Janeiro.
Un avión de Varig, a punto de aterrizar en Rio de Janeiro.REUTERS

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