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Tribuna:EL URBANISMO EN EL ALJARAFE
Tribuna
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La singularidad de Castilleja de Guzmán en el siglo XXI

Si con criterio contemporáneo existieran condiciones mínimas para que pudiera crearse un nuevo municipio cuyo presupuesto dependa de los fondos públicos, la extensión equivalente a cincos recintos de la Feria de Sevilla y una población igual a la de tres manzanas del barrio Los Remedios (612 familias) seguramente serían insuficientes y, para su gobierno la Ley de Régimen Local resultaría excesiva.

Los datos corresponden a Castilleja de Guzmán y advierten su singularidad político-administrativa, derivada de la singularidad histórica. En 1900, como se ve en una vieja fotografía, la hacienda constituía todo el pueblo; por esa razón aunque no era la única alternativa de protección, está justificada la declaración conjunta de "BIC con la categoría de Monumento de la Antigua Hacienda Divina Pastora, el Jardín (de Foresiter) y la Torre Contrapeso" publicada en julio de 2005.

No imagino cómo se realizaban las elecciones cuando la hacienda era el pueblo, de hecho privado aunque no de derecho. Parece que esta persistencia histórica llega hasta nuestros días si se toma en cuenta que apenas seis propietarios son dueños de un tercio del término municipal no edificado equivalente a 83 hectáreas; suelo que incluye al entorno del monumento constituido por 11 de las 20 parcelas rústicas en las que, según el artículo 19 de la Ley 16/85, "no podrá realizarse obra que afecte directamente al inmueble o a cualquiera de sus partes integrantes sin autorización expresa" de la Delegación Provincial de Cultura.

Este bien inmueble, en vez de ser declarado BIC según la ley española, podía haberse protegido de acuerdo a la Ley andaluza, inscribiéndolo con carecer específico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, lo cual habría obligado a cumplir su artículo 11: "La inscripción específica (...) llevará aparejado el establecimiento de las instrucciones particulares que concreten, para cada bien y su entorno, la forma en que deben materializarse para los mismos las obligaciones generales previstas en esta Ley para los propietarios o poseedores de Bienes Catalogados".

La iniciativa sobre dicho asunto habría podido ser pública (de la administración) pero, como se nota, se ha preferido dejarla a los seis propietarios, quienes ya habían firmado un convenio con el Ayuntamiento, según se deduce de los cálculos hechos sobre un plano de reclasificación del suelo sin valor legal, en el que se comprometen a la "protección del paisaje", al mismo tiempo que el Ayuntamiento expresamente renuncia a su derecho (público) en las parcelas lucrativas y cede "el aprovechamiento atribuido al subsuelo a los propietarios" (privado), entre otras cosas. ¿Por qué?

En medio de la llanura de Isviliya y el Al-saraf, todo el terreno de Castilleja de Guzmán es de singular belleza precisamente porque es el único ondulado, con colinas y vaguadas que recuerdan al paisaje toscano, sin el típico ciprés pero con una vista magnífica desde el Jardín de Forestier (2,6 hectáreas) hacia la Giralda y Sierra Morena. Lástima que los sevillanos no vayan a disfrutarla.

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Tomando en cuenta la singularidad de Castilleja: histórica, política, administrativa, paisajística, debilidad de lo público frente a la enorme fortaleza de lo privado, insuficiente tutela del patrimonio cultural, anémica identidad local y ciudadana, existencia de una amplio entorno protegido y pequeña extensión del suelo rústico no protegido: ¿no sería más adecuado convocar el concurso internacional previsto en el "convenio" para elaborar un proyecto urbano en las 83 hectáreas antes de redactar el PGOU? Redactar primero éste, como se hace convencionalmente, en el dudoso y mejor de los casos originaría un producto correcto pero definitivamente feo, antiestético, como es cualquiera de los nuevos desarrollos del Aljarafe

Si el Ayuntamiento todavía no ha recibido dinero de los propietarios, el asunto es fácil. Hay amplia experiencia que parte incluso del Renacimiento en Urbino. Sobre menos de 60 hectáreas de suelo no protegido se trataría de proyectar ciudad: la ampliación del jardín de Forestier para convertirlo en parque público, otros equipamientos: educativo (aula de la naturaleza), cultural, administrativo, deportivo, social; vivienda y un hotel de cinco estrellas. Me imagino los extraordinarios proyectos que pudieran presentar arquitectos como: Cruz y Ortiz, Siza, Moneo, Navarro Baldeweg. Y si de especular se tratara, Koolhaas sería imprescindible. En Córdoba ya demostró cómo hacerlo.

Dado el tamaño de Castilleja, convertir el proyecto triunfador en un PGOU sería una operación técnica sin mayores dificultades. Con ello todos ganaríamos. Hasta Sevilla tendría lo que su PGOU le ha negado: un gran proyecto de trascendencia internacional. Aunque la ética y la técnica se hayan puesto en duda en el Aljarafe, las inmobiliarias y los inversores obtendrían mayores beneficios gracias a la calidad estética que es expresión de cultura; ganaría la administración, aumentaría la autoestima de los vecinos de Castilleja y a su actual regidor, tan optimista, seguramente se le pondría un monumento.

El alcalde ha dicho que mis "consideraciones distan mucho de la realidad" (EL PAÍS, 21-10-05) pero no que son falsas. Quizá lleve razón porque yo no tengo sus funciones. Solamente puedo asumir la responsabilidad intelectual de mis argumentos. Si lo público no recupera el protagonismo que legalmente le corresponde, el efecto Camas planeará sobre estos pagos.

Jorge Benavides Solís es profesor titular de la ETSA de la Universidad de Sevilla.

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