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Alboraia vierte al mar agua de un acuífero perforado en unas obras

La empresa Lubasa utiliza tres bombas de extracción

Alboraia lleva casi dos años vertiendo al mar agua de un acuífero hallado por la constructora Lubasa durante las obras de un aparcamiento subterráneo de 400 plazas. La constructora ha llegado a tener cinco bombas extrayendo agua y vertiéndola al mar a través de las redes de alcantarillado y acequias. Actualmente funcionan tres durante todo el día. Las obras están en su última fase.

El aparcamiento fue impulsado por el Partido Popular, con mayoría en el consistorio, después de comprometerse durante la pasada campaña electoral a paralizarlo. Sin embargo, ganadas las elecciones, dio luz verde al proyecto.

El presupuesto del aparcamiento, de dos plantas, asciende a 4.727.152 euros. Según el acuerdo entre el municipio y la constructora, ésta explotará la instalación durante 50 años. Cumplido este plazo, pasará a ser gestionado por el ayuntamiento, que se reserva el derecho a abrir un nuevo concurso para conceder la explotación y mantenimiento del mismo. Una vez construido el garaje, el 50% de las plazas, según el contrato, serán de alquiler y usufructo; el resto de rotación.

Las obras comenzaron en octubre de 2003 pese a las protestas de los vecinos, que se manifestaron en contra del aparcamiento. En vano. Ubicado en la avenida de la Horchata y la plaza Tomás y Valiente, la obra está actualmente en su última fase. Aunque el plazo de ejecución era de 18 meses, la empresa adjudicataria lleva ya 24.

El acuífero fue hallado en cuanto se llevaron a cabo las primeras excavaciones. Lubasa contrató a una empresa especializada en hormigonar. Sin embargo, las bombas no han dejado de funcionar desde entonces. Durante un tiempo, cinco. Ahora, y a través de unos tubos de 30 centímetros de diámetro, tres bombas extraen el agua y la vierten al mar durante todo el día. Una fuente de Lubasa explicó ayer que el agua del subsuelo se encuentra en Valencia a tres metros de profundidad y que es vertida a una red de acequias para destinarla al riego.

El alcalde de Alboraia, el popular Manuel Álvaro, impulsó el garaje público pese a que se comprometió durante la pasada campaña electoral a paralizar la obra. Vecinos y comerciantes contrarios a que la instalación se realizara en ese punto de la población propusieron otras alternativas, pero Lubasa se negó a estudiar otro emplazamiento. La empresa alegó que el contrato firmado fijaba la ubicación del aparcamiento en esa zona. En caso de rescindirlo, éste establecía una indemnización a la constructora de 420.000 euros.

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El proyecto arrancó a raíz de una propuesta de los vecinos, que consideraban que el parque automovilístico de Alboraia se había disparado y existía un déficit de plazas de aparcamiento. Esta reivindicación llevó al ayuntamiento a desarrollar un plan que posteriormente frenó ante las protestas de los vecinos, partidarios de realizar la obra en otro punto.

"Es imposible", afirma un vecino, "cuantificar los miles de metros cúbicos que han sido vertidos ya al mar. El ruido del agua pasando por los tubos es constante desde hace 18 meses". Este diario trató ayer de manera infructuosa de recoger la versión del alcalde de Alboraia.

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