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Un nuevo caso de soborno agrava la crisis del Gobierno de Brasil

El presidente de los Diputados dimite por aceptar pagos ilegales

Juan Arias

El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Severino Cavalcanti, renunció anoche a su cargo como parlamentario tras ser acusado con pruebas de recibir unos 15.000 euros en sobornos del empresario Sebastião Buani por la concesión de restaurantes de la Cámara. En su discurso de despedida, Cavalcanti, de 74 años, del conservador Partido Progresista (PP); se aferró a su pasado pobre para defender su inocencia.

"Todos seremos, en breve, juzgados por el pueblo brasileño. El pueblo me absolverá", sentenció Cavalcanti, quien además aseguró que "sale de la vida política más pobre". Cavalcanti fue elegido presidente de la Cámara hace siete meses por los votos de 300 parlamentarios. Su elección fue sorpresiva y surgió a raíz de una disputa interna dentro del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula. A esta fuerza política es a quien, por el mayor número de diputados, le hubiese pertenecido la presidencia de la Cámara, pero que al presentarse dos candidatos enfrentados entre sí, la oposición optó por nombrar a Cavalcanti, un personaje polémico y oriundo, como Lula, de Pernambuco, uno de los lugares más pobres del noroeste del país. Como Lula, Cavalcanti es un autodidacta que estudió sólo primaria.

Ahora el problema será la sustitución de Cavalcanti en un momento en el que el Parlamento vive momentos muy bajos de credibilidad debido a las acusaciones contra una serie de diputados que se habrían dejado sobornar para votar a favor del Gobierno. Según los últimos sondeos, la mayoría de los votantes ya están en contra del Gobierno del presidente Lula da Silva.

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