_
_
_
_
_
Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Bonomanía europea

Los tipos de interés de largo plazo en Europa se acaban de situar en mínimos de rentabilidad, en niveles del 3% en el tramo de 10 años. La evolución de los tipos de largo plazo ha sido una de las sorpresas en el comportamiento de los mercados financieros en el último año. En contra de las expectativas, en Europa no sólo no han aumentado, sino que se sitúan un punto porcentual por debajo del promedio de 2004.

Se pueden encontrar algunas explicaciones a esta evolución. En primer lugar, las dudas sobre la actividad económica en el conjunto del área monetaria no se han terminado de disipar, lo que ha llevado a revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento. La incertidumbre institucional, la depreciación del dólar frente al euro o la falta de reformas estructurales han limitado la capacidad de algunas de las principales economías de seguir la expansión mundial.

Un mercado de bonos más atractivo y la incertidumbre económica han llevado los precios de la deuda europea a máximos históricos

En segundo lugar, las expectativas de inflación aparecen controladas, en línea con el objetivo del Banco Central Europeo. En este contexto, el aumento de precios del petróleo parece preocupar en mayor medida por su efecto negativo en la actividad que por su impacto alcista en la inflación, a pesar de que la autoridad monetaria esté insistiendo en este último aspecto. Todo ello lleva a descontar unos tipos de interés oficiales estables en el 2% probablemente hasta finales del próximo año, y en momentos de mayor incertidumbre, abre incluso la puerta a la posibilidad de alguna bajada adicional.

En tercer lugar, los tipos en EE UU tampoco han aumentado. Están en niveles similares al promedio del año anterior, en torno al 4%.

Finalmente, la evolución de los tipos europeos ha estado muy influida por el comportamiento de emisores y de inversores. El mercado europeo de bonos ha aumentado en dimensión a un ritmo mayor de lo esperado: en el segmento de bonos públicos hoy duplica en tamaño al de EE UU, mientras que en 1999 era sólo un 30% en mayo.

Todo esto justifica dónde estamos, pero ¿hacia dónde vamos? Tipos más bajos parecen complicados salvo en una nueva revisión a la baja del crecimiento. Tipos más altos, parecen más probables a medida que la economía vaya un poco mejor, pero con calma, con el límite que impone la elevada demanda de bonos europeos por el momento.

Mayte Ledo es economista jefe de Escenarios Financieros del Servicio de Estudios del BBVA.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_