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Rabassa tensa la pugna por el control del PSPV de Alicante

Las declaraciones del secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, desacreditando el plan de Rabassa que respaldaron provisionalmente los concejales socialistas de Alicante, han agudizado la pugna por el control del partido en esa ciudad, abriendo una brecha más grande entre los ediles del grupo municipal y la dirección del partido, en manos de una gestora que preside Antonio García Miralles.

Tras declarar públicamente que el plan de Rabassa -15.000 nuevas casas adjudicadas al Grupo Ortiz- es de una "desmesura inviable", Pla ya ha marcado el camino que han de seguir los ediles del PSPV en el pleno de octubre, cuando deban pronunciarse de nuevo sobre el plan, ahora en fase de alegaciones.

No obstante, los dirigentes del grupo municipal -el portavoz Blas Bernal y el edil Ángel Franco- han reaccionado con el silencio ante esas declaraciones, y no dan públicamente su brazo a torcer ante tan directo mensaje de su jefe político. En privado, fuentes del grupo municipal advierten: "Ya veremos qué pasa aquí". Si Franco y Bernal saben que el partido quiere que cambien su voto -Pla insiste en que una actuación de 15.000 viviendas en una ciudad como Alicante no es viable ni social ni medioambientalmente-, ¿por qué se resisten a hacerlo?

Fuentes socialistas interpretan que el fondo de la disputa no se encuentra en Rabassa; ni lo estaba antes, cuando dimitió el secretario general, Juan Antonio Román; ni lo está ahora, cuando aumentan las discrepancias entre la dirección de la gestora de García Miralles y los concejales.

El fondo del conflicto de Rabassa, de acuerdo con esas fuentes, apunta directamente a la pugna por el control del partido para afrontar las elecciones municipales de 2007.

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