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VISTO / OÍDO
Columna
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Sin solución, pero con salida

El enunciado gubernamental para el País Vasco es que negociará con los violentos si no cometen más atentados. Quiere decir, pienso, que tratará, que discutirá para que no cometan atentados. Pero no cesarán si no obtienen algo a cambio: una reintegración a la sociedad, una amnistía, un indulto, un partido en su Parlamento. Su lenguaje lo dice: tienen capacidad de terror y lo muestran con actos incruentos. Sus últimos explosivos en la carretera hubieran podido causar docenas de víctimas: tan inocentes como las de Londres, de Atocha, las ya lejanas de Hipercor. Responden a las bravatas del PP, que aseguran que estaban vencidos y acorralados gracias a ellos, y que Zapatero les ha dado aire para resucitar. Si creyeran eso no habrían creído que los atentados de marzo, con su maligna perfección, los habían hecho ellos. La verdad depende de la posición en la vida de quien la emite. La serie de petardos de estos años sin sangre están mostrando lo que los estrategas de esta guerra no ignoran: que son imprevisibles, que hacen falta pocos bombarderos: cualquier lugar es válido para matar, y cualquier persona; la policía de Londres vio estallar petardos una semana después y casi en los mismos lugares del gran atentado, cuando estaba en pie de guerra tan feroz que sólo pudieron matar ellos a un inocente disparándole a quemarropa. Hay otra manera de combatir, que no asegura el triunfo: la movilización militar, los consejos de guerra, el Estado de excepción.

No hace falta señalar que serían contraproducentes en el mundo de hoy, además de injustos para el pueblo vasco. La petición de negociación la han hecho ellos por Otegi, y han obtenido una respuesta válida: detenido, puesto en libertad, otra vez detenido, procesado en libertad: bien, son las posibles señales de que el mensaje se ha oído y se acepta. Este fin de semana, el jefe del PNV, Imaz, se ha entrevistado con dos personajes del PSOE, Rubalcaba y Blanco, y luego se ha reunido con Otegi. Son movimientos importantes. En los periódicos se acentúan o se minimizan: pero lo hacen según su posición respecto a los partidos dominantes, pero también según su opción personal respecto a la cuestión vasca y sus deseos de solución. Todos deben saber, aquí y allá, fieros o mansos, españolistas teatrales o bombarderos utópicos, que no hay solución: hay salidas, y en ellas hay mucho que negociar, y que el fin de esta guerra es posible.

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