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Albania apuesta por acercarse a la UE tras los comicios de hoy

Socialistas y conservadores llegan a las legislativas empatados en los sondeos

Guillermo Altares

Dos políticos clave de la historia reciente de Albania, el primer ministro socialista, Fatos Nano, y el ex presidente conservador Sali Berisha, se enfrentan hoy en las elecciones legislativas de este pequeño y caótico país del Adriático, uno de los más pobres de Europa. Los dos candidatos llevaron a cabo una campaña electoral sin guantes, con acusaciones mutuas de fraude e intimidación, aunque ambos exponen en sus programas los mismos objetivos: sacar al país de su endémica crisis económica y acercarlo a la Unión Europea. Los últimos sondeos reflejaban un empate.

Con 3,2 millones de habitantes -un 25,9% de ellos viven en la pobreza, según el Banco Mundial-, unos 100.000 emigrantes que huyen a Occidente cada año y una renta per cápita de 1.640 dólares anuales (menos del 10% de la española), Albania ha vivido un crecimiento económico sostenido durante los ocho años de Gobierno de Fatos Nano, que llegó a alcanzar el 10% anual y que fue del 6% el año pasado; pero el camino de este país de mayoría musulmana hacia la estabilidad sigue siendo muy largo y pasa por la esperanza de un futuro ingreso en la UE.

"Es tiempo para abrir juntos una nueva página por una Albania europea, por el bien de nuestras familias y del futuro común", señaló el viernes el presidente, Alfred Moisiu, en un mensaje televisado, en el que exigió a los partidos el respeto de la ley electoral.

Sometida a un régimen estalinista brutal hasta la caída del muro de Berlín, Albania entró en 1997 en un periodo de anarquía tras la ruina generalizada de la población al colapsarse varios sistemas piramidales bancarios: el presidente entonces era Sali Berisha y fue Fatos Nano el que, a trancas y barrancas, consiguió rehacer las cuentas públicas del país que, sin embargo, es uno de los más corruptos de Europa.

Más de 400 observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) vigilarán la limpieza del proceso electoral en el que Albania no sólo se juega la posibilidad de sumirse en un nuevo periodo de caos, sino también de perder el crédito que ha ganado en los últimos años ante la comunidad internacional. El Partido Socialista de Nano y el conservador Partido Democrático de Berisha han firmado un código ético en el que se comprometen a respetar el resultado. La última encuesta, de BBSS-Gallup, daba el jueves un empate técnico entre los dos candidatos.

Atentado en Kosovo

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"Estas elecciones representan un gran desafío para los partidos albaneses que, en esta ocasión, han confiado sus campañas a empresas extranjeras. Para muchos, es la última oportunidad para demostrar a la UE su capacidad de llevar a cabo elecciones democráticas", ha escrito Indrit Maraku, analista del italiano Observatorio de los Balcanes. Un estatuto definitivo, aceptado por todas las partes, para Kosovo, la provincia serbia administrada por la comunidad internacional desde 1999 con un 90% de población albanesa, podría tener un efecto muy positivo sobre el país. Pero un nuevo periodo de inestabilidad en su vecino del norte sería catastrófico para Albania, donde las mafias campan a sus anchas y dominan una parte de la economía. Precisamente anoche estallaron tres bombas en el centro de Prístina, la capital kosovar, que no provocaron víctimas, informa Reuters. Uno de los artefactos estalló cerca de la sede de la misión la ONU; otro, cerca de la oficina central de la OSCE, y el último, junto al Parlamento provincial.

Aunque el acercamiento de Albania a la UE será un proceso lento, y más ahora con las críticas a la ampliación tras los no franco-holandés, ha sido uno de los temas de la campaña. Un informe del Banco Mundial señala que Albania pierde cada año 1.200 millones de dólares por la corrupción. Sin reformas profundas, difícilmente el país podrá salir de la crisis endémica y de la desoladora imagen, reflejada en la película L'America, de los barcos llenos de inmigrantes que huyen de la pobreza.

Seguidores del Partido Socialista se manifiestan ayer en Tirana.
Seguidores del Partido Socialista se manifiestan ayer en Tirana.REUTERS

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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