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Columna
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Ha nacido una estrella

Confieso avergonzado que hasta la fecha ignoraba la existencia de Aquilino Polaino, de sus obras y de sus aportaciones a la cultura occidental en general, y en particular a la española. No estoy orgulloso de mi incultura. Como mucho, cabe una explicación, que no una justificación: la condenada parcelación de saberes a que nos lleva nuestro desarrollo intelectual y la especialización temática e ideológica en la que solemos incurrir. A lo que contribuye sin duda mi pereza, falta de curiosidad intelectual y quizás un punto de estulticia.

Hasta que ha llegado Aquilino Polaino al Senado y ha empezado a hablar. Una revelación. Que si los homosexuales son una pandilla de tarados (no ha empleado el término, pero a buen entendedor...), que si adoptan niños éstos acabarán denunciando al Estado por crueldad mental o así. Que si los padres de los homosexuales son alcohólicos, hostiles, violentos o distantes y sus madres sobreprotectoras, frías y necesitados de afecto. Que los niños adoptados por homosexuales saldrán también, casi seguro, unos pervertidos. Que si te da por la homosexualidad vas donde Aquilino Polaino y te lo cura en un plis plas. Bueno, no tan rápido, pues invertir al invertido le viene a llevar unos tres años (quizás en el trance eres bisexual y le das a todo, lo que puede tener su atractivo; aunque viendo el discurso del prohombre lo más probable es que bisexual sí, pero casto y contenido, por lo que no sé si merece la pena).

Debería preocuparnos que estas cosas se estén diciendo y escribiendo en nuestras narices y ni nos enteremos

Qué hombre Aquilino Polaino, qué cosas, qué claridad de pensamiento -e imagino que de práctica, pues se ve que éste es de los de a Dios rogando y con el mazo dando-, qué solidez intelectual e hidalguía de espíritu y progresismo, hasta el punto de que ni siquiera ha propuesto la hoguera para los homosexuales. Lo que les digo, una revelación. En serio: todo este asunto demuestra que vivimos en guetos intelectuales e ideológicos. Reconozco que no sólo ignoraba la existencia de Aquilino Polaino, de sus obras y de sus decires. Reconozco -y es lo peor- que ni siquiera teóricamente había imaginado que podía haber tales aportaciones al debate público. Es más, no pensaba yo que a estas alturas quedaba nadie que sostuviese tales ideas con presunciones científicas, ni que un partido que se dice de gobierno las considerase sostén de su ideario. El descubrimiento me ha dejado de una pieza. Quizás debería de preocuparnos a unos cuantos que estas cosas se estén escribiendo, diciendo y afirmando aquí al lado, en nuestras narices, y que ni nos enteremos, con la excepción del PP, al que, por lo que parece, todo lo que suene a matusalénico entusiasma y subyuga.

Consciente súbitamente de mi cultura y vacío intelectual, que no puede ser, me he lanzado como un poseso sobre las obras completas de Aquilinio Polaino. No puedo seguir más tiempo en mi estado de ignorancia. Antes, cuando lo ignoraba todo de él, podía considerarse lo mío como un fruto de vivir, técnicamente, en el estado de naturaleza, entre el salvajismo y la inocencia. Ahora que he sabido, de permanecer un momento más en tal barbarie, lo mío sería ignorancia culpable, y eso ya no, hasta ahí podíamos llegar.

Ha sido empezar mi formación en el pensamiento de Aquilino Polaino y descubrir enseguida cuánto conocimiento me faltaba para desenvolverme en sociedad. Lamento, sin embargo, que el argumento más sonoro que tiene contra los homosexuales (este hombre no sólo aborrece que se casen; da la impresión de que no puede ni verlos, excepto en la consulta) se lo haya callado en su comparecencia histórica ante el Senado. Al menos, no lo ha publicado la prensa y, dada la envergadura del hallazgo, seguro que lo hubiesen destacado. Afirma Aquilino Polaino que si los homosexuales se casan "hará que se retrase muchísimo la investigación científica de los próximos 30 o 40 años". Nada menos. No he encontrado aún la explicación del aserto (soy aún novato en las obras de don Aquilino), pero tengo la impresión de que promete.

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He intentado explicarme la esencia del pensamiento de Polaino suponiendo que tiene idealizados a los heterosexuales. Conozco a algunos que habría que prohibirles, no ya como padres adoptivos sino hasta naturales . Y quizás tampoco todos los heterosexuales se dedican a empujar el desarrollo científico con el afán que este hombre parece suponer. Pues no. No peca el pensador de tal ingenuidad, pues también a los heterosexuales les atiza cuando les toca. ¿Y cuando les toca? En ocasiones raras. Aquilino Polaino sostiene que una de las causas del divorcio "es precisamente esta separación [que existe] entre el acto sexual y la procreación". De esta guisa, cree que una de las razones de tantos divorcios es el uso de métodos anticonceptivos, que deben de ser fatales en este punto. Pues, la verdad, ni se me había ocurrido. Nunca se me había pasado por la imaginación. Decididamente este hombre es todo un descubrimiento intelectual.

Mi perplejidad por la cosa pública va in crescendo. Llevaba yo unos días intentando desentrañar porqué en una manifestación contra los matrimonios gay había banderas de España, sin encontrar la lógica. Ahora, nuevo objeto de meditación: ¿el PP quiere recuperar alguna vez el poder o ha renunciado a esta eventualidad, al descubrir el gusto al discurso atrabiliario y pintoresco? Tercera duda del día: puesto que no conozco a nadie, absolutamente a nadie, con ideas tipo Aquilino Polaino y, por lo que se intuye, este hombre tiene seguidores a manta, ¿los raros somos servidor y conocidos y al final nos van a sacar del país a banderazos y progresos científicos heterosexuales? Pues vaya.

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