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Columna
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Norias

Desde que me enteré de que iban a poner una noria gigante en el Prado de San Sebastián he pasado por diferentes reacciones emocionales. La primera fue de asombro e incredulidad; me pareció una excentricidad y no encontraba ninguna justificación para romper la visión y el espacio donde está el parque -rodeado por la antigua Fábrica de Tabacos, la Plaza de España y la estación de autobuses que también tiene su mérito reconocido- con una atracción de feria. Pensé que, por encima del rechazo de los vecinos, estaba la opinión de los sevillanos que no sabía cual podría ser. Esa reacción me movió para informarme y descubrir que también se utilizaba en otras grandes capitales con la misma utilidad que habían pensado aquí: para que los turistas tuviesen una vista aérea de la ciudad; por lo que me tragué la perplejidad que parecía haber sido fruto de la ignorancia.

Según la información que conseguí, la primera vez que la utilizaron una noria gigante con esos fines fue en Chicago, a finales del XIX, en una feria mundial, aunque después la desmontaron. La que se encuentra en Viena, que también es de esa época, no conseguí verla con perspectiva para saber dónde estaba colocada. La de Londres la construyó la aerolínea British Airways con motivo de la llegada del nuevo milenio y estaba previsto su posterior desmonte, pero no fue así y allí se quedó, en la orilla del Támesis. Por cierto, no quieren oír nombrarla como noria, sino como El Ojo de Londres.

Hasta ese momento aceptaba la idea porque el número de ejemplos me confirmaba mi error, incluso la primera vista de la de París -de la que no pude encontrar cuándo ni con qué motivo se construyó- perdida en la enormidad de la Plaza de la Concordia; pero cuando otras fotografías me la presentaron junto al obelisco y frente a los Jardines de las Tullerías, me pareció un adefesio de pop-art. Revisé de nuevo toda la información y volví a mi perplejidad.

No es sólo que las vea como una atracción de feria y de divertimento, es que también me parecen un artilugio desfasado como instrumento para conseguir una vista aérea de la ciudad. Otra cosa hubiera sido durante la Expo y en su recinto de la Cartuja. El turismo es muy importante, pero la ciudad se merece mejores atractivos turísticos.

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