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Reportaje:TENIS | Torneo de Roland Garros

Sonrisa y sufrimiento

Pierce, 'resucitada' a sus 30 años, y Henin, a cuestas con sus problemas físicos, aspiran hoy a un segundo título parisiense

Curiosamente, a Mary Pierce se la ve en la pista sin ningún vendaje en sus piernas ni en sus hombros, sin artilugios para sostener sus rodillas o sus tendones y esbozando una amplia sonrisa. En una imagen absolutamente distinta de la que ha dado a lo largo de su carrera, la francesa parece haber alcanzado el cénit de su tenis justo cuando parecía haber llegado al término de su ciclo, una vez superados los 30 años. En cambio, la belga Justine Henin-Hardenne, de tan sólo 23 años, no acaba de resolver sus problemas físicos y sigue hablando de sus dolencias isquiotibiales y de espalda que, según dice, le han molestado de forma reiterada en los últimos torneos. Ellas dos serán hoy las protagonistas de la final femenina del torneo de Roland Garros. Ambas aspiran, pues, a su segundo triunfo en la gran cita parisiense.

La francesa no sólo ha perdido siempre ante la belga, sino que ni siquiera le ha ganado un 'set'
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La belga Henin se adjudica su segundo Roland Garros al vencer en dos sets a la francesa Pierce

"En mi trayectoria he conocido altibajos importantes que incluso podrían haberme llevado a una retirada prematura", confiesa Pierce; "sin embargo, había algo dentro de mí que me decía que todavía tenía algunas cosas importantes que aportar a mi deporte. He escuchado esa voz y la he hecho caso. Eso me ha ayudado a luchar y perseverar y me ha permitido llegar hasta aquí".

Pierce dispone en su palmarés de dos títulos del Grand Slam y otras dos finales. El primero lo consiguió en 1995 en el Open de Australia y el segundo en Roland Garros en 2000 en lo que, de modo paradójico, supuso el inicio de un persistente declive del que parecía imposible que consiguiera salir. Su primera final en una competición del Grand Slam la jugó en París en 1994 y la perdió contra Arantxa Sánchez Vicario, que salió de la pista central silbada por el público. La segunda la perdió en 1997 en Melbourne.

La cuesta abajo de Pierce en el circuito profesional coincidió precisamente con la explosión de su adversaria de hoy. Henin disputó su primera final grande en el torneo de Wimbledon de 2001 y la perdió contra la norteamericana Venus Williams, que entonces dominaba el panorama con su hermana Serena. No obstante, en los años siguientes se hizo un hueco entre las estrellas y se convirtió de hecho en una de las grandes figuras: ganó Roland Garros y el Open de Estados Unidos en 2003 y el de Australia en 2004.

Inmediatamente después de conquistar su tercer gran título, Henin se tropezó con una etapa de problemas físicos muy serios como consecuencia de una infección de cytomegalovirus y de la bajada de azúcar que sufrió. Estuvo ausente de algunos certámenes, entre ellos el de Wimbledon, pero sí halló fuerzas para proclamarse campeona olímpica en los Juegos de Atenas. Luego, tras perder en el Open norteamericano ante la rusa Nadia Petrova en los octavos de final, no regresó a las canchas hasta el curso actual, hasta marzo en concreto, por culpa de una rotura en la rodilla izquierda. Estuvo, pues, seis meses fuera.

De vuelta en Miami, recomenzó su racha de victorias y se anotó el triunfo en Charleston, Varsovia y Berlín, con lo que lleva 23 partidos consecutivos sin perder, todos ellos en tierra batida. En cualquier caso, sigue quejándose de sus penurias físicas.

Henin ha ganado a Pierce las tres veces que se han enfrentado, la última en los cuartos de final atenienses. Es más, la francesa no le ha ganado ni un set. "Pero ahora su nivel es increíble", se advierte a sí misma Henin.

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