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CRISIS EN EUROPA | La posición de España

Zapatero pide a la UE más solidaridad en el "difícil contexto" actual

El presidente cree que con voluntad política se puede lograr el acuerdo presupuestario

El Gobierno español no ha cambiado de estrategia en el "contexto difícil" creado por el referéndum francés para negociar el marco presupuestario de la UE en el septenio 2007-2013. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero reiteró ayer en Luxemburgo que considera "insuficiente" la última propuesta de la presidencia y manifestó que espera más solidaridad de la Unión, con dos principios claros: que el gasto tiene que estar por encima del 1% del PIB comunitario y que España debe seguir percibiendo un saldo neto de Bruselas durante todo el periodo considerado.

El presidente concluyó que, aun cuando la negociación se presenta "difícil", con esfuerzo y voluntad política se puede conseguir un acuerdo sobre las próximas perspectivas financieras en el Consejo Europeo del 16 y 17 de junio.

El jefe del Ejecutivo participó ayer en Luxemburgo en la ronda de consultas convocada por el presidente de turno de la Unión, el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, con los 25 líderes de los países miembros, a los que recibirá en una semana para preparar el Consejo de junio.

El calendario de la presidencia prevé cerrar en esa fecha una negociación que es siempre difícil, pero especialmente en esta ocasión en la que España puede llegar a perder cerca del 40% de las ayudas que ha percibido durante el actual septenio presupuestario, y terminar el próximo periodo con un saldo neto de 5.000 millones de euros, si no menos, en lugar de los 48.000 millones netos que los presupuestos le asignaron entre 2000 y 2005.

La negociación de las llamadas perspectivas financieras estaba ya suficientemente complicada por la exigencia de los contribuyentes netos (Alemania, Reino Unido, Francia, Suecia, Holanda y Austria) de que el gasto no supere el 1% del PIB comunitario, frente al 1,14% que la Comisión maneja en su última propuesta o el 1,7% que se deduce de la propuesta de la presidencia luxemburguesa, y por la firme oposición británica a que se reduzca el cheque que Londres percibe desde los años ochenta.

Zapatero no rebajó la posición española para favorecer un compromiso en esta situación difícil. Su exigencia de que el techo supere el 1% fue tan perentoria como su petición de que la transferencia neta de fondos hacia España continúe. "España tiene la mejor disposición [para el acuerdo], pero también la obligación de luchar por seguir siendo un país receptor de fondos que nos permitan mantener nuestro alto ritmo de crecimiento, de creación de empleo, de dotación de infraestructuras y de dar el gran salto al desarrollo tecnológico", declaró. El Gobierno, que asume la pérdida de 20.000 millones de saldo neto como consecuencia del crecimiento económico español y de otros 15.000 millones como coste de la ampliación, centra la negociación en los 13.000 millones restantes.

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Para ello, pide seguir percibiendo fondos de cohesión durante cinco años más, a partir de 2006, y no durante dos, como propone Juncker; más dinero para financiar la solidaridad, que la presidencia trata de recortar para satisfacer las exigencias de los más ricos; más fondos para el desarrollo rural y el medio ambiente; más fondos para las regiones ultraperiféricas, y otras medidas similares.

En relación con la situación creada por el no francés a la Constitución, reiteró que el proceso de ratificación debe continuar, y que sólo en otoño de 2006 se podrá hacer balance de los resultados.

El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker (izquierda), y Rodríguez Zapatero, en Luxemburgo.
El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker (izquierda), y Rodríguez Zapatero, en Luxemburgo.REUTERS

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