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Entrevista:SOMBRAS NADA MÁS | Sergio Cabrera - director de cine

El muchacho que creyó lo que le dijeron en China

Juan Cruz

Sergio Cabrera tiene una historia que aún no ha contado. Esa historia nace en China, desemboca en Colombia y tiene como lejana raíz la experiencia republicana de su padre, que nació en Gran Canaria. Ahora Sergio, el director de La estrategia del caracol (1993), con la que obtuvo un buen número de premios, estrena Perder es cuestión de método, basada en una novela de Santiago Gamboa. En medio hay otros filmes suyos (Técnicas de duelo, Águilas no casan moscas, Ilona llega con la lluvia, Golpe de estadio...) y algunas series de televisión, como Severo Ochoa, Ciudadano Escobar (que permanece inédita) y la actual Cuéntame, de TVE, en la que él es uno de los tres directores que han sucedido a su iniciador, Tito Fernández. Pero en este perfil no está el cineasta, sino aquel joven que volvió de China para ser guerrillero en Colombia.

El niño republicano. "Mi padre, Fausto Cabrera, es director de teatro, y me llevaba a los ensayos de chico, hasta que me hizo actor. A los nueve años mi madre, que también era actriz, Elena Cárdenas, repartió la herencia de una hermana suya y a mí me tocó una cámara de fotos. De esa combinación, teatro y fotos, nació el cineasta; desde los nueve años tuve una actitud fotográfica frente a la vida. Mi padre era de origen canario, de una familia republicana. Mi bisabuelo había sido una autoridad militar en Aviación y mi abuelo era leal a la República. Cuando se exilió mi familia, mi padre tenía 16 años, y se fue con sus ideas republicanas a Santo Domingo, desde los campos de concentración franceses. Sufrió a Trujillo, viajó a Venezuela, y desembarcó en Colombia. Por la época en que me dieron la cámara, a él le propusieron irse a China, de profesor, y allí se hizo militante comunista, aunque ya llevaba esas ideas".

A la guerrilla. "Mi padre quiso que fuera a colegios chinos, y desde los 11 a los 18 años recibí una instrucción que cuando alcancé la mayoría de edad culminó en una aspiración que entonces parecía indefectible: la guerrilla, y la guerrilla colombiana. Fui a Colombia, al ELN, que era de ideas maoístas, y estuve al principio en la guerrilla urbana, hasta que un incidente hizo aconsejable que nos fuéramos al campamento. Caminamos cuatro días con sus noches, y allí llegué el mismo día que cumplía 19 años, el 20 de abril de 1969. Estuve cuatro años y ocho meses, y allí me di cuenta de que la guerrilla no era el sueño que yo me había hecho, sino más bien la pesadilla. Los defectos crecían en los comandantes, que eran mitómanos, soberbios, ambiciosos; la lucha por el poder era ridícula. En China había recibido un entrenamiento militar que incluía el cuerpo a cuerpo; nunca tuve que llevar a cabo una lucha de esas características. Sí, vi caer a gente herida en combates en los que yo disparé, no sé si produje muertos. Siento el daño que pude haberle hecho a la población civil, a la que convencíamos para que nos ayudara porque dentro de nada iban a vivir un mundo feliz. Dentro de nada: ellos ignoraban que a lo mejor ese mundo feliz no vendría nunca".

El deber. "En el fondo estoy agradecido porque hice lo que tenía que hacer; era un joven revolucionario, no haber entrado en aquello me hubiera dejado una huella de cobardía, parecía lo normal, tenía que hacerlo. Y estar en la guerrilla era una forma de hacer la mili. De hecho, volví a Colombia, a la guerrilla urbana, para estudiar cine. Y cuando me fui de la guerrilla, volví a China y me puse a estudiar Filosofía, hasta que regresé, pude estudiar cine en Londres (con el documentalista Joris Ivens), y ahora toda esa experiencia es, sí, como una película que aún no he contado. Ahora he contado Perder es cuestión de método. Ésta es su enseñanza: entre victoria y victoria hay muchos fracasos que nos enseñan el camino al éxito".

Sergio Cabrera.
Sergio Cabrera.

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