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40.000 soldados intentan aplastar a la insurgencia en Bagdad

El Gobierno iraquí confirma que Al Zarqaui está herido

El nuevo Gobierno iraquí anunció ayer una ofensiva militar para aplastar a la insurgencia en Bagdad. A lo largo de la próxima semana se desplegarán 40.000 soldados en la capital iraquí, que las fuerzas de seguridad rodearán con más de 600 puestos de control, algunos de ellos móviles, para verificar la identidad de los transeúntes. También se llevarán a cabo registros y controles de identidad en hoteles y viviendas.

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Bagdad -donde ayer se produjeron al menos nueve muertes en atentados terroristas- quedará dividida en siete zonas de seguridad. "No tenemos un plazo para lanzar la operación, el objetivo es derrotar a los terroristas", advirtió ayer en Bagdad el ministro de Defensa iraquí, Sadum al Dulaimi, en una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Defensa, Bayan Yabor. "No hay sitio para los terroristas en este país", agregó Dulaimi antes de anunciar que los 40.000 soldados iraquíes, unidos a 10.000 estadounidenses, van a establecer un bloqueo en torno a la capital, "como un brazalete en un brazo que, si Dios quiere, nadie será capaz de penetrar".

La operación continuará en el resto del país durante varias semanas, según informaron ambos ministros, que garantizaron que todas las detenciones que practiquen estarán justificadas: "Irak no va a conseguir mayor seguridad a costa de los derechos humanos". También aseguraron que el Gobierno iraquí desea "establecer buenas relaciones con el pueblo". Un responsable de una unidad policial ha sido destituido recientemente por infligir malos tratos a detenidos.

Dulaimi, que es originario de la ciudad de Ramadi, en la conflictiva provincia de Anbar, aseguró que las tropas iraquíes han estado actuando con firmeza para mantener la seguridad. Un total de 578 personas a las que ambos ministros calificaron como terroristas han sido detenidos, en tanto que los servicios de seguridad han desactivado más de 150 coches bomba.

El ministro del Interior iraquí aseguró que tenía datos que confirmaban que el jefe de Al Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui, se encontraba herido, pero sin precisar más detalles. Coincidiendo con esta afirmación del ministro Yabor, ayer fueron difundidos a través de Internet comunicados contradictorios en nombre de Al Qaeda sobre una hipotética sucesión en el mando de la red de Osama Bin Laden en Irak. En uno de ellos se aseguraba que el jeque Abu Hafs al Qarni se había situado al mando de la organización durante la convalecencia de Al Zarqaui, lo que fue desmentido más tarde en otra página web islamista.

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Por otro lado, documentos oficiales estadounidenses recientemente desclasificados muestran que varios detenidos en la base militar de Guantánamo, en la isla de Cuba, se quejaron ante agentes del FBI de que militares norteamericanos habían tratado sin respeto ejemplares del Corán y que, en al menos un caso ocurrido en 2002, un libro sagrado musulmán había sido arrojado por un retrete. Los testimonios de los prisioneros están descritos en las notas tomadas por los agentes del FBI en interrogatorios practicados en Guantánamo entre 2002 y 2003.

Dos <i>marines</i> de EE UU registran e identifican a los miembros de una familia iraquí en un puesto de control.
Dos marines de EE UU registran e identifican a los miembros de una familia iraquí en un puesto de control.AP

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