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Brito y Picatoste confiesan un crimen en el juicio y que hirieron de gravedad a dos 'mossos'

Los dos peligrosos delincuentes reconocen el resto de los delitos excepto una violación

Manuel Brito y Francisco Javier Picatoste, los dos peligrosos delincuentes que hace cuatro años dejaron tras de sí un reguero de delitos en una espectacular huida, reconocieron ayer en la Audiencia de Barcelona todos los cargos que pesan sobre ellos. Todos excepto haber violado a una mujer con la que se cruzaron en su huida y a cuyo novio habían acribillado a balazos poco antes. En esa lista de delitos confesados se incluye también el tiroteo contra dos agentes de los Mossos d'Esquadra que quedaron gravemente heridos. Uno de ellos ha quedado parapléjico.

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Con un despliegue policial sin precedentes, en la Sección Tercera de la Audiencia de Barcelona se inició ayer un juicio que durará hasta el 2 de junio, en sesiones de mañana y tarde. El fiscal solicita penas que suman 93 años de cárcel para Brito y 72 para Picatoste, que ahora tienen 39 y 37 años, respectivamente. Se les acusa de nueve delitos, entre ellos un asesinato consumado, dos en grado de tentativa, detención ilegal y, en el caso de Brito, violación. En el banquillo se sientan también otras cinco personas acusadas de ayudarles en la huida y de cobijarles.

Ambos realizaron ayer una declaración que coincide casi plenamente con el relato que ha hecho la fiscalía de lo sucedido a partir del 14 de octubre de 2001. Ese día, Manuel Brito estaba en la cárcel leridana de Ponent y se arrojó por una escalera para simular una fractura en el brazo y forzar su traslado al hospital Arnau de Vilanova. Era domingo, "cuando hay más relajación del personal en el hospital", declaró ayer Picatoste, que le estaba esperando en la puerta.

Robo de las armas

Cuando Brito salía del centro con una escayola, Picatoste se acercó a los dos mossos que le custodiaban. "Oye, perdona un momento", le dijo al agente Eduardo Cosculluela, mientras le disparaba un tiro por la espalda. Javier Murillo, el otro policía, tampoco tuvo tiempo de reaccionar antes de que Picatoste le disparase por la cintura. Luego les robaron sus armas y huyeron en un vehículo en marcha y sin conductor que les esperaba a la salida; mientras, Brito se desprendía de la escayola del brazo.

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El policía Cosculluela salvó su vida tras estar casi cuatro meses de baja, sigue en el cuerpo y lleva una bala alojada en la columna vertebral. Murillo, que ahora tiene 31 años, tuvo peor suerte y quedó parapléjico. Su caso sirvió para cambiar la ley de la policía autonómica, porque era agente en prácticas, pero al final colgó el uniforme. Ahora está personado como acusación particular y reclama a la Generalitat una indemnización de 1,8 millones de euros. "Espero que esto acabe pronto y que cada uno asuma su parte de responsabilidad", dijo ayer.

Brito y Picatoste se habían conocido meses atrás en la cárcel de Ponent, donde el primero cumplía condena por asesinato frustrado y el segundo por robo. Allí planificaron la huida para cuando Picatoste lograra un permiso, que le negó el juez en dos ocasiones pero que le dio la Administración. Picatoste nunca regresó y en nueve días Brito le llamó por teléfono en 60 ocasiones desde la cárcel para coordinar la huida, seis de ellas la mañana de la trágica huida. Por eso, una de las acusaciones particulares reclama la responsabilidad civil subsidiaria de la Generalitat por creer que Brito no fue controlado debidamente.

Cuatro días después, los dos prófugos se echaron a la sierra de Collserola con una tienda de campaña y alimentos que supuestamente les iban proporcionando las personas que también se sientan en el banquillo. El 13 de noviembre de 2001 por la noche descubrieron un vehículo y al acercarse vieron que dentro había una pareja. Al intentar huir, el automóvil, conducido por el hombre, colisionó contra un talud. Brito y Picatoste descargaron sus armas y le mataron. Luego lo sacaron del vehículo y se llevaron a la chica, a la que Britó ató a un árbol. Él niega que la violase, pero la fiscal asegura que lo hizo. "Si yo lo hubiera visto, no estaría aquí porque le habría pegado un tiro. Y él lo sabe", dijo Picatoste refiriéndose a Brito.

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