Recetas inducidas por la publicidad
Los anuncios dirigidos al paciente pueden influir en la prescripción de los médicos
Un ensayo clínico realizado con actores ha mostrado que la publicidad de medicamentos dirigida a los pacientes consigue influir en las decisiones de prescripción de los médicos. Al menos eso es lo que ocurre con los antidepresivos, según refleja un estudio publicado recientemente en el Journal of the American Medical Association (JAMA).
El estudio cuestiona la publicidad directa al paciente, una actividad que mueve 2.500 millones de euros en Estados Unidos y una cifra insignificante en Europa, donde la publicidad directa de medicamentos que precisan receta está prohibida.
"Los detractores aducen que los anuncios directos al consumidor provocan una prescripción excesiva de medicaciones innecesarias, caras y potencialmente perjudiciales, mientras que sus defensores afirman que pueden suponer una función educativa útil y ayudar a evitar un uso insuficiente de tratamientos eficaces para estados apenas reconocibles, altamente estigmatizados, o ambos", informan los autores del estudio.
Al 55% de los pacientes que pidió una marca concreta le recetaron un antidepresivo
Los investigadores añaden que "los medicamentos antidepresivos están sistemáticamente entre las principales categorías de publicidad directa al consumidor" en EEUU.
El equipo de Richard L. Kravitz, experto en salud pública de la Universidad de California, en Davis, realizó el ensayo clínico utilizando actores adiestrados en vez de pacientes. La idea era evaluar qué efecto tenían en la prescripción médica las peticiones de medicamentos publicitarios por parte de pacientes con síntomas depresivos.
Los actores, todos ellos mujeres de mediana edad, interpretaron dos papeles, uno con síntomas que coincidían con los de la depresión mayor y otro indicativo de un trastorno de adaptación. Y realizaron tres tipos de peticiones a los médicos: un fármaco de una marca concreta, un fármaco genérico o ninguna petición (situación de control).
Las escenas ficticias incluían pacientes que le decían al médico que habían visto un anuncio de un antidepresivo en televisión y solicitaban ese medicamento por su nombre; o pacientes que afirmaban haber visto un programa de televisión sobre la depresión y le preguntaban al médico si el tratamiento podía ayudarles. Los investigadores eligieron un antidepresivo inhibidor selectivo de la reabsorción de serotonina del que en el momento del estudio se estaba realizando una gran promoción, y tenía un precio más elevado que el genérico. En la situación de control, los pacientes comunicaron los mismos síntomas, pero no solicitaron medicación.
Los resultados del estudio indican que los índices de prescripción de antidepresivos más elevados se dieron en el caso en el que los pacientes realizaron una petición general (76%), mientras que los índices más bajos se dieron en las consultas en los casos en los que los pacientes no realizaron ninguna petición de medicación (31%). En las consultas en las que los actores solicitaron marcas concretas vinculadas a la publicidad directa al consumidor se dieron índices de prescripción intermedios (53%).
Para los pacientes que representaron un trastorno de adaptación, los médicos mostraron una menor tendencia a prescribir antidepresivos.
"Se observó una fuerte pendiente de prescripción en función del tipo de solicitud: un 55% de los pacientes que realizaron peticiones de marcas concretas recibió un antidepresivo, frente a un 39% de pacientes que realizó una petición genérica y un 10% de pacientes que no solicitó nada", indicaron los autores.
"Estos resultados subrayan la idea de que los pacientes ejercen una influencia sustancial en los médicos", escriben los autores. "Los resultados también indican que la publicidad directa al consumidor puede tener efectos de competitividad en la calidad, evitando potencialmente el uso insuficiente, aunque promoviendo a su vez un uso excesivo", añaden los autores.
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