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Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL
Tribuna
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Institucionalidad

"Institucionalidad" es una de esas palabras grandilocuentes y, por lo mismo, muchas veces ambigua. Nuestra definición se circunscribirá al tejido contractual que determina las interacciones y responsabilidades de los organismos públicos y privados de un país.

Tres dimensiones importantes de la institucionalidad son la complejidad administrativa, la seguridad en el cumplimiento de contratos y la corrupción. La complejidad administrativa encarece, tanto en tiempo como en dinero, la ejecución de la iniciativa privada, afectando al ciudadano medio más que a cualquier otro. Vemos también que esta complejidad es mayor en países menos desarrollados; por ejemplo, sabemos que en Mozambique registrar un nuevo negocio requiere 19 procedimientos y cinco meses mientras que en Australia se requieren dos procedimientos y dos días (datos del Banco Mundial).

La corrupción es difícil de erradicar: se nutre de la complejidad de los procesos, falta de transparencia y la ineficacia del poder judicial

Respecto a la segunda dimensión, es el poder judicial quien otorga seguridad en el cumplimiento de los contratos. Esto es fundamental para abaratar el coste y viabilizar diferentes interacciones, en especial las referentes a crédito. Así, observamos que prestar dinero en Guatemala exige mucha confianza, ya que toma más de cuatro años exigir el cumplimiento del contrato; esto contrasta con los 169 días en España y los 87 días en Noruega.

Finalmente, tenemos el coste asociado a la corrupción, fenómeno que desvirtúa y encarece cualquier contrato interpersonal. La corrupción es difícil de erradicar pero, sin duda, se nutre de la complejidad de los procesos, falta de transparencia y la ineficacia del poder judicial. Es también un concepto difícil de cuantificar pero hay varios intentos, como el de Transparency International: nuevamente se ve una alta correlación entre corrupción y desarrollo: entre los 20 países menos corruptos, Chile es el único que no está desarrollado, mientras que entre los 20 más corruptos se encuentran los países más pobres del mundo.

Relativo al último punto es importante destacar que se necesitan dos para tener corrupción, y que países desarrollados pueden ayudar a países afligidos por este mal puesto que en muchos casos el pagador son firmas extranjeras. En el mismo estudio anterior se observa que las multinacionales australianas son percibidas como las menos corruptas mientras las rusas se asocian con el pago de influencias.

Alejandro Neut es economista senior del Servicio de Estudios del BBVA.

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