El ex director de GISA atribuye a un error humano el socavón del Carmel

Xavier Borràs, director de la empresa pública GISA durante los años de gobierno de CiU, sostuvo ayer que el hundimiento del Carmel se debió únicamente a un error humano. Alguien confundió una solera (base de cemento entre muros) con una destroza (excavación) y dejó las paredes del túnel sin apoyo. Sólo podían hacer una cosa: caerse. Compareció también el ex presidente Joan Ignasi Puigdollers, que negó trato de favor en los concursos.

Borràs cumplió ayer su cometido: exculpar a CiU y situar las hipotéticas responsabilidades en el tiempo de tripartito y en el ámbito de las empresas. El error que, según él, produjo el hundimiento, o lo cometieron los constructores, tomando una decisión equivocada, o lo cometió la dirección de obra, con una orden que no debía haber dado. En cualquier caso, la responsabilidad última corresponde al director de obra, Javier Gete-Alonso, en nombre de las empresas Tec-4 y Gecontrol, que o bien dio una orden errónea o no impidió que la constructora tomara la decisión por su cuenta.

La información sobre los hechos la ha obtenido Borràs de la inspección ocular del túnel inmediatamente después del primer socavón y de preguntas que ha hecho a unos y a otros. En especial, a un responsable de la empresa Fomento de Construcciones y Contratas (que forma parte de la unión temporal de empresas constructora junto con Copisa y Comsa), Francisco Diéguez. Éste le dijo que se había realizado una actuación en la que se confundió una solera con una destroza. Al retirar la tierra por debajo de las dos paredes del túnel, éstas quedaron "descalzadas y cedieron". Además, precisó, Diéguez le dijo que esta excavación errónea se había hecho en unos 30 metros del túnel de maniobras, que coinciden exactamente con la zona hundida.

Más conocimientos

Los representantes de CiU se apresuraron a dar por buenas las palabras de Borràs, pese a que él mismo aseguró que igual no lo eran del todo. En cualquier caso, el ex director de GISA, que sigue como asesor de la empresa, no desaprovechó la oportunidad de decir que él se había dado cuenta de todo y los actuales responsables de la empresa no porque él tiene muchos más conocimientos y experiencia. Eso sí, no creyó conveniente comunicar esta información ni al actual director de GISA, ni al presidente, ni al consejero. "Nadie me lo ha preguntado", dijo. En cambio, sí expuso sus tesis a los empleados de la empresa pública que controlaban los trabajos en la obra, Antoni Pérez y Jordi Rosell. La explicación de Borràs coincide en los hechos (el hundimiento con la excavación de la destroza y la solera) con lo dicho en el Parlamento catalán por el consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, aunque éste no se pronunció sobre si se trataba de una decisión errónea.

Además de Borràs, compareció en la comisión parlamentaria que investiga el accidente del Carmel el último presidente de GISA en época de CiU, Joan Ignasi Puigdollers. Ambos seguían provisionalmente en el cargo cuando se aprobó la modificación que autorizó el cambio de la cola de maniobras (donde se produjo el hundimiento) de la estación de Horta a la de Carmel.

Puigdollers provocó cierta tensión al explicar que nunca recibió ningún tipo de instrucción para dar un trato de favor a una u otra empresa en las adjudicaciones de obras. Además, negó de plano que el entonces consejero Felip Puig interviniera en las decisiones, ni siquiera en caso de empate, aseguró. Puig había dicho todo lo contrario y Puigdollers insistió ayer en que eso era imposible porque nunca hubo empate que dirimir.

Sí admitió que en algún momento alguien que no identificó le pudo decir que tratara una empresa con "cariño" o le dijera que a algún concurso se presentaba un hijo suyo. La frase provocó un murmullo entre los asistentes, que ironizaron en privado sobre quién sería el padre interesado en el asunto. Durante los años de gobierno de Jordi Pujol, algunos de los hijos del ex presidente acudieron a concursos convocados por el Gobierno catalán.