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Crítica:FERIA DE FALLAS | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Fandi divierte con las banderillas

El Fandi explotó lo que mejor hace: las banderillas. Todo un espectáculo. Toda una garantía de diversión. El Fandi es un espada de los llamados atléticos. Con unas facultades físicas imponentes. Exprime y consume los segundos tercios y, en ocasiones, también consume, con tanta carrera y castigo, a los toros.

Su primero de ayer quedó visto para sentencia una vez pareado. Fue uno de los menos toros de la grandona y gorda corrida que envió Capea a Valencia. Soportó, como toro de buen fondo, las carreras a las que le obligó El Fandi en banderillas. Tres pares bien ejecutados. Reunidos. Un tercio de lo más vistoso. También de lo más celebrado en el tendido. Muleta en mano, la historia fue otra cosa. Con el toro al paso, noble pero más moribundo que vivo, El Fandi le buscó las vueltas sin encontrar solución.

Gutierrez / Ponce, El Fandi, Vega

Toros de Gutierrez Lorenzo, desiguales de presencia, blandos, nobles y pasados de kilos. Enrique Ponce: pinchazo -aviso-, otro más y estocada (saludos); pinchazo y media corta -aviso- (palmas). El Fandi: estocada y dos descabellos (silencio); pinchazo, media y descabello (oreja). Salvador Vega: pinchazo, media tendida -aviso- y descabello (silencio); dos pinchazos y estocada (palmas). Plaza de Valencia, 16 de marzo. 5ª de feria. Lleno.

De esa corrida pasada de kilos, siempre con buen fondo pero blanda, el quinto fue el de mejor nota. Con sus 635 kilos sobre los lomos, también muy cornicorto, su estampa no prometía gran cosa. Mas de salida, permitió a Fandi estar vistoso con la capa, aunque pasó por varas con más pena que gloria. Incluso dobló las rodillas en el primer encuentro. Pero el buen fondo de esa mole de toro descubrió todas sus virtudes en el segundo tercio. A un primer par fallido, le siguieron otros tres en medio de la locura desatada en los tendidos. Cuatro pares en total. Sin contar el frustrado, uno al violín y dos en carrera hacia atrás. Eso, la locura.

Después de tanta carrera, al toro le sobró gasolina y buen son para soportar una faena de mucho revuelo. De ruido. Sonora. Bregadora. De cantidad más que de calidad. De colores. De fuegos artificiales, que para eso son las Fallas. Y muy paseada por el ruedo. Tanto, que toro y torero acabaron en terrenos de toriles. El recuerdo de las banderillas en la gente, fue determinante para que le dieran la oreja a El Fandi.

Enrique Ponce también sorteó una mole, que le salió en cuarto lugar. A diferencia del quinto, fue de tipo más basto. Más acochinado, de pitones acucharados.Ponce le arrancó los muletazos por unidades. Sueltos. La proverbial habilidad de Ponce para este tipo de toros no falló. Pero sin apoteosis.

Con el que abrió la corrida, muy abanto de salida y complicado de fijar en el capote, Ponce manejó bien los tiempos del toro. Al aire que le marcaba el astado, sin molestarle, con la muleta a media altura, Ponce desgranó una faena cómoda. Fácil en apariencia. De mucha pantalla. De llegada. Bien coloreada en los remates y en los pases finales. También demasiado larga.

Los dos toros de Salvador Vega pedían manos más expertas que las del torero malagueño. El tercero fue de los más blandos de la corrida, aunque por contra fue de los que más se dejaron en varas. Con intenciones defensivas llegó a la muleta de Vega. Intento tras intento, no hubo logros a pesar de la insistencia del torero. Muy pendiente de componer, también algo encimista, Vega no remató ni series ni muletazos completos.

El otro toro que pasó de los 600 fue el sexto. De la desigual corrida de Capea, este último pareció el más corto. No desentonó del discreto comportamiento que los otros cinco tuvieron en el caballo. No humilló en la muleta y tuvo poca entrega. Le costó, en fin, embestir. La faena, un querer. Pero muy poco poder. Todo se quedaba a mitad. Quiso tercamente imponerse en la distancia corta y sufrió más de un enganchón. Ni pena ni gloria.

El Fandi, un espectáculo en banderillas, clava un par al violín en el quinto.
El Fandi, un espectáculo en banderillas, clava un par al violín en el quinto.JOSÉ JORDÁN
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