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Reportaje:

Un lugar de retiro y encuentro

Una pequeña hospedería acoge a los peregrinos del santuario de la Virgen Saliente, en Albox

Albox es un municipio enclavado en la comarca del mármol de Almería, a unos 120 kilómetros de la capital, en la Sierra de las Estancias. Allí se encuentra el Santuario de la Virgen del Saliente, su patrona, desde donde se divisa todo el medio y bajo Almanzora. Y es allí, en el Santuario, donde Ramón Sanz, un purchenero de 29 años, junto a dos socios, regenta una hospedería-restaurante. Un negocio ubicado en el que se considera el monasterio más grande de Andalucía Oriental, un edificio declarado Monumento Histórico Artístico en 1992.

La hospedería-restaurante Virgen del Saliente surge de un acuerdo entre los promotores y el Obispado de Almería. La restauración la realizó una escuela taller, financiada por fondos europeos y gestionados a través del PRODER de Almanzora. Es precisamente el área restaurada, la que se ha arrendado a Ramón Sáez y sus socios, para gestionar su empresa. Fruto de ese acuerdo, han convertido en habitables seis celdas en las que los monjes descansaron durante siglos, sin perder la atmósfera monacal de respiro y tranquilidad.

Según los cálculos de Ramón Sáez, la rehabilitación les va a suponer unos 900.000 euros, "pero en realidad no sabes nunca qué te vas a encontrar cuando comienzas a restaurar". Sáez celebra que del proyecto de rehabilitación se haya encargado un joven arquitecto albojense, que "conoce el santuario como la palma de su mano". El arquitecto ha acometido los trabajos de adecentamiento usando "piedra natural, los morteros que se utilizan en la zona, y una carpintería artesanal".

Ramón Sáez se formó en la Escuela de Hostelería de Almería y obtuvo varios premios. Entre 1999 y 2001 estuvo al frente de varios restaurantes, trabajo que abandonó para dedicarse de lleno al proyecto de la Virgen del Saliente. La acogida que ha tenido es, según Sáez, muy buena y "especialmente entre los turistas ingleses".

"Es verdad que la zona no tiene una cultura gastronómica muy arraigada, pero nosotros nos proponemos dársela", explica Sáez, a quien no le gusta que lo llamen chef. En su afán por conjugar lo religioso del entorno con su empresa, el cocinero está a la espera de "una orden eclesiástica para vender también dulces típicos religiosos y licores".

Sáez mantiene que todo el mundo ha confiado en ellos. "Por eso le estamos poniendo mucha ilusión, para intentar dar un servicio a la gente que viene en peregrinación y ofrecerles comodidad. Pero además queremos ampliar la oferta y organizar, en julio y agosto, conciertos de música clásica, flamenco y jornadas gastronómicas", explica. El Santuario de la Virgen del Saliente recibe cada abril a miles de devotos. Pero es en septiembre, cuando se da la peregrinación más grande del año. "Entonces pueden unirse entre 6.000 y 8.000 personas", dice el cocinero.

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Sáez y sus socios son conscientes de que todos los comienzos son difíciles pero, teniendo en cuenta las reservas realizadas para la próxima Semana Santa, saben que lo peor del camino ya está andado.

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