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El PP autoriza que se urbanicen 1,2 millones de metros en una zona protegida de Fontanars

El proyecto doblará los habitantes de la población en una zona donde el agua es escasa

El Ayuntamiento de Fontanars dels Alforins (La Vall d'Albaida), gobernado por el Partido Popular, ha aprobado un proyecto urbanístico que supondría la construcción de 800 viviendas, un hotel y un campo de golf en un paraje de alto valor paisajístico incluido en el ámbito del lugar de interés comunitario (LIC) número 62. El proyecto supone la recalificación de 1,2 millones de metros cuadrados de suelo rústico pertenecientes a varias fincas de viñedos compradas durante los últimos años por Vicente Francés Mora, un promotor muy influyente en la comarca. El proyecto, que doblará la población de Fontanars, se encuentra además con el problema de la falta de agua en la zona.

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"Es todo legal, pero se dan todas las circunstancias para que esto sea un atraco a mano armada contra el que, además, muchos no se atreven a levantar la voz, por temor a ser acusados de no querer el progreso del pueblo". Este diagnóstico de un residente en la zona que prefiere mantener el anonimato -por temor a "represalias", asegura-, refleja lo que está pasando en Fontanars dels Alforins. Los vecinos de esta localidad, pequeña en población -un millar de habitantes- pero grande en extensión -más de 73 kilómetros cuadrados-, situada a medio camino entre Ontinyent y La Font de la Figuera, se han encontrado de repente con un proyecto urbanístico que pretende construir 800 viviendas, un hotel y un campo de golf.

El Ayuntamiento, gobernado por el PP desde 2003, lo aprobó el 18 de febrero y está a punto de sacarlo a exposición pública. Un proyecto que el PP local presenta como la panacea para un pueblo sin industria, con una economía tradicionalmente agrícola, que ha sufrido desde mediados del siglo pasado un proceso de despoblación y abandono de la tierra por la emigración a núcleos industriales próximos, como Ontinyent. En los últimos años el proceso ha dado un giro gracias a la iniciativa de unos cuantos viticultores del municipio, que se han replanteado los sistemas de producción y explotación del campo y están obteniendo resultados en forma de buenos vinos que poco a poco han ganado renombre.

Sobre varias de esas fincas de viñedos, junto a la carretera CV-655, que conecta Fontanars con la capital de La Vall d'Albaida, el constructor Vicente Francés Mora ha proyectado la urbanización, que ejecutará su empresa Espacios Medioambientales Fontanars, SL, contradictorio nombre para una mercantil que transformará radicalmente un paraje de alto valor ecológico y paisajístico. Allí se encuentran dos de las fincas emblemáticas de la zona -allí las llaman heretats-, el Mas de Sant Elíes, antigua masía del marqués de Montemira, en la que vivió el ministro Luis Mayans, y Cal Peller. Y muy cerca, las 160 hectáreas de viñedos a las que Daniel Belda, enólogo de profesión, heredero de una larga tradición familiar de vinateros, ha dado un giro radical con la elaboración de vinos de calidad.

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Belda, cuyo mercado es de carácter local y regional, tiene una opinión dividida respecto al proyecto de la urbanización. Por una parte, lo considera "bueno" para su negocio, pero, por otra, dice que "es una lástima, porque estropea el paisaje". Pero añade que los 19 molinos del parque eólico previsto en lo alto de la cercana sierra de La Solana causarán un impacto mayor.

Pero, excepto los políticos, y no todos, casi nadie en Fontanars se pronuncia sobre el proyecto urbanístico. El poder del promotor es grande y muchos vecinos tienen familiares empleados en alguna de sus empresas. Es lo que le pasa a Jacinto Úbeda, concejal socialista en Fontanars. En el pleno que aprobó el proyecto votó a favor, mientras sus dos compañeros de grupo se abstuvieron. Uno de ellos, el ex alcalde José Ferrero, declara que Fontanars "no se merece" lo que considera una "agresión". "La solución de Fontanars no es ésa, sería mejor apoyar el turismo rural y, en todo caso, ampliar el casco urbano". Ferrero dice que la gente del pueblo no es consciente de lo que en realidad significa el proyecto, que abre la puerta a una radical transformación del término de Fontanars.

La oposición apunta a intereses políticos y cita en este contexto al secretario autonómico de Educación, Máximo Caturla, al que se señala como impulsor del proyecto porque tiene una propiedad en una zona cercana a la comprada por el constructor. Caturla, que se presentó de forma simbólica en las últimas elecciones municipales como último de la lista del PP, niega cualquier interés particular. "Cualquier cosa que mejore el desarrollo del pueblo es buena", dice Caturla, quien advierte, no obstante, de que el lugar elegido para la urbanización afecta a un entorno con valores paisajísticos notables y además conlleva alguna dificultad por estar incluido en el ámbito de la zona LIC.

Por su parte, el alcalde del PP, Vicente Ribera, considera que la urbanización de 1,2 millones de metros cuadrados es "insignificante" para un pueblo de casi 74 kilómetros cuadrados y que "no es ninguna barbaridad" un pueblo de 2.000 habitantes. Y añade: "Estamos hablando de un turismo de alto nivel adquisitivo".

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