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FÚTBOL | 20ª jornada

Julen Guerrero y Tiko superan un año sin marcar en el Athletic

Los goleadores fueron decisivos en una remontada histórica

Nadie recordaba nada igual en San Mamés, aunque el público quería soñar. Cuando Yeste marcó el primer gol, con la derecha, muchos empezaron a elucubrar con una noche heroica. Cuando Yeste, con la izquierda, envió el balón a la escuadra, el público de San Mamés se encargó de convencer a los futbolistas de que su equipo podía ganar a Osasuna, su equipo más infeliz en las últimas temporadas. Luego Guerrero y Tiko obraron el milagro y el público asistió a la noche más mágica de los últimos años.

De Guerrero y Tiko se han vertido mil opiniones en los debates de taberna. Los fans del primero acusan al segundo de robar el puesto de la gran estrella; los del segundo apelan a su entrega, a su compromiso en el campo para reclamar su puesto. La verdad es que ni uno ni otro vivían su mejores momentos. Julen Guerrero llevaba 11 meses sin marcar un gol, desde que lo consiguiera en marzo de 2004 ante el Valladolid en San Mamés y fue una pura anécdota porque el Athletic perdió 1-4. Tiko, le superaba. Su último gol tenía una antigüedad de 13 meses. Lo consiguió contra el Zaragoza en diciembre de 2003, con resultado final de 2-2. Eran dos goleadores secos y Valverde se apoyó en ambos a la vez para promover una remontada histórica. Tanto que la última más sonada fue la del Atlético de Caminero y compañía cuando hicieron lo propio ante el Barcelona.

El Athletic no lo había conseguido jamás en San Mamés, pero sí tenía un antecedente más lejano a domicilio. Fue en 1965 cuando el equipo rojiblanco perdía 0-3 en Sarriá, ante el Espanyol y consiguió cuatro goles entre los minutos 71 y 84. "Espero que los goles especiales estén aún por llegar", declaró Julen Guerrero, previendo tardes o noches más inolvidables en el Athletic. Guerrero había marcado dos goles en las tres últimas temporadas y sus minutos de juego son escasos. Aún así no ha perdido la esperanza y se permitía el lujo de soñar con momentos más felices, de tener más momentos inolvidables, aunque su aportación al equipo resulte demasiado escuálida. "Mi forma de pensar no cambia", afirmó, al término del encuentro. "Siempre he tenido fe en aportar cosas, luego está el entrenador para decidir si tengo que estar en el terreno de juego o no. Mi mentalidad es la de jugar cada partido y en esa pelea voy a seguir. Ahora a disfrutar de este momento", señaló. Guerrero vive un calvario desde hace tres años en los que ha vivido un descenso imparable en su jerarquía en la plantilla. La lesión de Urzaiz, que ha supuesto el debú de Llorente, le ha abierto un puesto en el banquillo. El sábado, le abrió la portería y le dejó a un gol del centenar de goles

una cifra que parecía imposible a la vista de su escasa presencia en el equipo

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