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NOTICIAS Y RODAJES

Daniel Cebrián rueda una historia de emociones encontradas

El director ha contado para su segundo filme con Darío Grandinetti y Álex González

Amelia Castilla

En el interior del banco, un muchacho encapuchado encañona a la cajera y en la calle una fuerte lluvia ha sembrado la acera de hojas amarillas. El paisaje de otoño ha añadido color al decorado de Segundo asalto, la nueva película de Daniel Cebrián, una metáfora sobre emociones opuestas, protagonizada por Darío Grandinetti y Álex González, cuyo rodaje concluye hoy.

Ángel ha cumplido los veintitantos, ejerce un trabajo mal remunerado y busca en el boxeo una salida a su mediocre vida. Todo cambia el día en que Vidal, argentino, atracador profesional de bancos y ex boxeador, se cruza en la vida del muchacho y le muestra otra cara de la existencia: el dinero fácil, las emociones fuertes y el respeto de los demás. Con una filosofía, cuando menos respetable -"Nadie dijo que la vida fuera justa, también los bancos roban a las personas honestas, ¿es ilícita cualquier actividad ilegal punible?", se apunta en el guión-, Vidal conseguirá romper el universo moral y ético de los personajes. "He conocido a tipos fascinantes con los que estableces una relación paterno-filial que te llenan la cabeza de ideas y que te defraudan tanto como te seducen. Con esa idea empecé a trabajar en un guión que luego derivó hacia el boxeo", aseguró Cebrián en un descanso del rodaje. Partiendo de esa base empezó a trabajar, junto con Imanol Uribe, que también firma el guión, en una historia que tuviera dos caras; todo en la película tiene su contrario y el filme se centra en relaciones de a dos. Para acentuar la sensación de movimiento, toda la película se ha rodado cámara en mano.

Para acentuar la idea de movimiento, la película se ha rodado cámara en mano

Se rueda la secuencia 106, cuarto plano, toma cuatro. En el estrecho habitáculo donde opera la cajera del banco, atracador y empleada mantienen un último pulso. Antes de repetir la toma, el director, que lo mismo cambia una rejilla de lugar que retira unos cables con el pie, vuelve a entrar en el mínimo espacio en que se mueven los actores y apunta indicaciones nuevas. La quinta toma se da por buena y con ella concluye la jornada. Cebrián todavía tiene trabajo en casa, rematando las escenas del día siguiente, pero ya se respira ambiente de final de película. El press-book de Segundo asalto ya está editado y el equipo queda para hacerse la foto de grupo. Atrás quedan casi ocho semanas de rodaje en escenarios madrileños, y un presupuesto de 1.900.000 euros. Éste es también el segundo asalto a la dirección de Cebrián, tras Cascabel, película con la que debutó como realizador el joven director. "En este tiempo he aprendido a meter menos la pata. Desde el principio sabía lo que quería y qué riesgos estaba dispuesto a asumir".

Encontrar a los actores de Segundo asalto no fue tarea fácil. Con un actor consagrado como Grandinetti el problema fundamental es que le guste el guión y que tenga un hueco en su agenda. Con Segundo asalto se dieron las dos circunstancias y el actor argentino empezó a preparar el filme, pero dar con Álex González no fue sencillo. Probaron a muchos actores jóvenes en los que el director no encontró cierta virginidad en la mirada, cuando iban a empezar a tirar de las escuelas de actores para hacer nuevas pruebas, haciendo zapping en su casa, Cebrián vio por casualidad a Álex González en una escena de la serie Un paso adelante, y acertó con él.

Darío Grandinetti, a la izquierda, con Daniel Cebrián y Álex González al fondo, en el rodaje de <i>Segundo asalto. </i>
Darío Grandinetti, a la izquierda, con Daniel Cebrián y Álex González al fondo, en el rodaje de Segundo asalto.

Un regalo para un principiante

Daniel Cebrián define al protagonista de su nueva película como un actor en cuya mirada transparente uno es capaz de encontrar una inocencia que se pierde con los años. Álex González, por su parte, añade que "el rodaje ha sido un regalo". El actor ha pasado tres meses machacándose en un gimnasio y aprendiendo a boxear, pero ponerse cachas no ha sido, con todo, lo más duro, ha tenido que seguir una dieta sin grasas animales y enfrentarse cara a cara con un gran actor como Gandianetti. "Darío me imponía mucho. Nuestra relación era idéntica a la de Ángel y Vidal, los protagonistas de la película, pero me ha apoyado bastante. De hecho, me ha dado la réplica en todas las escenas y me ha ayudado con algunos matices del personaje, un tipo introvertido al que le cuesta comunicarse", cuenta el actor, para el que Segundo asalto supone su debú en el séptimo arte. Antes había pasado por la tele y el teatro, pero había sido un paso fugaz. Ni siquiera ha concluido la carrera en la escuela de Juan Carlos Coraza: "He aprendido más con la película que en todo el tiempo que he estado estudiando".

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