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El Santander remodela la cúpula de Abbey y prescinde de dos ejecutivos

Juan Rodríguez Inciarte y José María Fuster, consejeros del banco británico

Íñigo de Barrón

El Santander anunció ayer los primeros cambios de peso en la cúpula del recién adquirido Abbey. La entidad española fusionará las actividades de tecnologías de la información y servicio al cliente en una sola división para reducir costes y prescindirá de dos altos ejecutivos. Además, anunció la incorporación de Juan Rodríguez Inciarte, como vicepresidente no ejecutivo, y José María Fuster, director general de Banesto, al consejo de Abbey.

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Nueve días después de la compra formal del Abbey, el sexto banco británico y el segundo en hipotecas, el Santander ha empezado a mover sus fichas. La entidad londinense, dirigida por Francisco Gómez Roldán, anunció ayer que fusionará las actividades de tecnologías de la información y las de servicio al cliente en una sola división bajo la denominación manufacturing y que estará dirigida por Tony Wyatt, actual director de servicio al cliente. Además, Abbey explicó que integrará las divisiones de seguros y gestión de activos, aunque aún no se ha decidido quién encabezará dicha división. El director financiero y de mercados, Nathan Bostock, así como el responsable de riesgos, Ian Jenkins, han sido incorporados a la comisión ejecutiva.

El grupo anunció también la salida del responsable de ventas, Mark Pain, que abandonará la entidad en abril de 2005 por "motivos no relacionados con la reestructuración", según la nota del banco.

Cambio de aires

Pain lleva 16 años en el banco y "ha decidido cambiarse y hacer algo nuevo", según la entidad, que busca un sucesor. De la directora de tecnologías de la información, Yasmin Jetha, cuyo cargo ha pasado a ser redundante con la creación de la división manufacturing, no se especifica nada más en la nota. Por el momento, todo el organigrama seguirá en manos de ejecutivos británicos.

Gómez Roldán explicó estos cambios afirmando que su meta "es acelerar el plan de renovación y comenzar a lograr las mejoras en la cifra de negocio y los ahorros de costes identificados por Santander cuando presentó su oferta por Abbey". A su juicio, esta reestructuración corporativa es un "primer paso decisivo" para alcanzar estos logros, y resaltó que Abbey tiene el potencial de convertirse en "uno de los bancos más eficaces y rentables de Reino Unido".

Entre los planes de Gómez Roldán para mejorar las ratios del banco británico se encuentra la venta cruzada de productos en las oficinas, ya que muchas de las hipotecas del Abbey se venden a través de agentes que no colocan otros servicios de la entidad. Gómez Roldán, hasta ahora responsable financiero y número tres del grupo, deberá reestructurar las dos compañías de seguros de Abbey, así como hacer frente a la una reducción de plantilla, cifrada en, al menos, 3.000 personas de las 24.000 que componen el banco. Estas medidas deben implantarse intentando que la maquinaria comercial del banco no se detenga, una operación complicada, ya que también se está cambiando a la cúpula directiva.

En donde sí ha colocado el Santander un grupo de ejecutivos españoles ha sido en el consejo. Juan Rodríguez Inciarte, director general responsable del negocio en Europa y principal impulsor de la compra, asumirá las funciones de vicepresidente no ejecutivo. Junto a él se sentarán José María Fuster, director general de Banesto y responsable de proyectos tecnológicos del grupo; Antonio Horta, presidente del Grupo Totta, cabecera del Santander en Portugal, y José María Carballo, un directivo que ha ocupado cargos de responsabilidad para Banco Santander y Banco Bilbao en Londres, Nueva York y Madrid.

Francisco Gómez-Roldán ha sustituido al anterior consejero delegado, Luqman Arnold. Otros cargos no ejecutivos serán los ocupados por Lord Burns, que mantendrá su posición de presidente no ejecutivo, y por Keith Woodley, procedente de la dirección anterior.

Juan Rodríguez Inciarte.
Juan Rodríguez Inciarte.

Botín recupera a un clásico

Casto de la Mora, un ejecutivo que se jubiló en febrero de 2002, vuelve a trabajar para el banco. Emilio Botín, presidente del Grupo Santander, ha reclamado los servicios de Casto de la Mora, una persona que goza de toda su confianza, para que analice el funcionamiento de las oficinas que tiene el Abbey por todo el Reino Unido como si fuera un consultor externo. Este ejecutivo, que es hijo y nieto de empleados del Santander, se encargó en 2001 de la integración y fusión de las oficinas del Santander, Banesto y Central Hispano, una operación que generó importantes problemas a la entidad. También estudió la red comercial del japonés Shinsei, del que el Santander tuvo una participación, así como las oficinas de las filiales de América Latina.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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