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Reportaje:

Crispación en la Real

Un sector de la afición 'txuriurdin' arremete contra el presidente Astiazaran y el director deportivo, Olabe

Mikel Ormazabal

Echó a rodar el primer balón de esta Liga y ya se oyeron los primeros pitidos en las gradas de Anoeta. Mal síntoma; cosa rara en San Sebastián. La protesta no iba dirigida contra los jugadores, aunque después alguno se dio por aludido y se ofendió, sino contra el palco del estadio, cuyo asiento principal ocupa desde marzo de 2001 el presidente de la Real Sociedad, José Luis Astiazaran. Afloró ese día un estado general de desilusión que la afición txuriurdin fue incubando desde el tramo final de la pasada temporada y se agravó durante el verano.

Ese espontáneo brote de desencanto, impropio por las fechas que corrían, estalló en el comienzo liguero tras la marcha de jugadores emblemáticos (Xabi Alonso, De Pedro y Aranzabal), los fichajes fallidos de Cruchaga, Pablo y Perea, la controvertida cesión de Westerveld y Lee Chun-Soo y las dudas sobre la gestión económica. El ambiente se ha envenenado aún más al verse confirmados los peores presagios deportivos: se han perdido 15 de los 18 puntos en juego.

En Anoeta cuelgan pancartas que dicen "Astiazarán dimisión o Segunda División"

Los aficionados más furiosos han marcado la diana de Astiazaran y Roberto Olabe, director deportivo y responsable de la venta y contratación de jugadores. Contra ambos van dirigidos casi todos los reproches. Hasta el punto de que orquestaron una campaña similar a la que desencadenó la protesta popular frente a la sede del PP en Madrid el pasado 14-M. Un reducido número de socios intentó colapsar el pasado jueves el foro de la página web de la Real con el siguiente mensaje: "Olabe, vete ya".

La directiva del club reaccionó al instante y adoptó una decisión tan drástica como salomónica. Ese mismo día cerró el foro porque "un reducido grupo de usuarios, amparados en el anonimato, insultan de forma grave a empleados de la Real o a familiares" e incitan "a cometer actos violentos".

No hay precedentes semejentes en la historia de la entidad, que en 2009 cumplirá cien años. ¿Qué ha pasado para que la Real se haya visto en la obligación de clausurar temporalmente el foro de su página de Internet? Ha ocurrido que un sector de la afición está muy enfurecido con el proceder de los dirigentes. El consejo de administración sostiene que no hay ningún motivo para la queja. Los rectores del club presentan un expediente sin tacha: exquisito en los números, solvente en las contrataciones, transparente en su gestión y excelente en el aspecto mercadotécnico.

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Sin embargo, en la grada de Anoeta cuelgan pancartas -se pudieron ver este pasado sábado- con el mensaje "Astiazaran dimisión o Segunda División". Pero sigue siendo Internet el mayor muro de las lamentaciones para los socios. Aquellos que frecuentaban, hasta su clausura, el foro de la Real se han pasado ahora a otros similares para evacuar su rabia contra Astiazarán y Olabe. "Lo hacéis rematadamente mal"; "Esta cuadrilla -en alusión al consejo- nos hará creer que la Real es una, grande y libre y que estamos donde estamos por un complot judeomasónico contra la Real", son algunos de los comentarios más amables. La palabra dimisión es recurrente. Y avisan: "No nos van a callar".

El presidente se defiende y observa en este aluvión de críticas una campaña contra la identidad del club: "Hemos detectado ciertos movimientos que van contra la naturalidad del sentimiento de la Real. Hay un movimiento para desprestigiar cualquier actividad que esté relacionada con la institución de la Real Sociedad y, asimismo, con el sentimiento que tenemos de este país, relacionado con el euskera y con otras cuestiones".

Astiazaran hizo estas declaraciones pocos días después de superar, mal que bien, la junta general de accionistas más convulsa de la historia del club. El consejo necesitó seis horas para aprobar las cuentas del pasado ejercicio (12.000 euros de beneficio), el presupuesto de este curso (41,6 millones, que incluyen una partida de 462.779 euros para pagar la nómina de Astiazaran y sus consejeros) y la subida de las cuotas de los socios (un 3,4%).

Ese día, el presidente y su equipo tuvo que escuchar muchas muestras de desaprobación, imputaciones de irregularidades, amenazas de verse envuelto en responsabilidades penales y más de una petición de dimisión. Uno de los momentos más tensos de la asamblea llegó cuando un accionista acusó a Astiazaran de estar envuelto en irregularidades en la compra de la antigua librería Internacional, que en breve se abrirá como una tienda del club, aunque el club aclaró días después cómo hizo esta operación. El acta de esta junta no fue firmada por uno de los dos interventores ante la posibilidad de incurrir en un delito de falsedad.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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