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Indonesia elige a un ex general para luchar contra la corrupción

Los datos preliminares dan a Yudhoyono un 60% de votos, frente a un 40% de Megawati

Los indonesios votaron ayer masivamente por un hombre conocido como Míster Limpio, que además procede del Ejército. Susilo Bambang Yudhoyono es un ex general, lo que para este país de 230 millones de habitantes regido durante décadas por un régimen militar es una garantía de que será un gobernante fuerte capaz de luchar contra la corrupción y el terrorismo, los dos males que atenazan a este archipiélago de 17.000 islas, de las que 6.000 están habitadas.

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"Doy gracias a Dios por estos resultados, al pueblo indonesio por otorgarme su confianza y a Megawati [Sukarnoputri, la presidenta saliente] por haber conducido a esta nación por el camino de la democracia", declaró anoche Yudhoyono. Los resultados provisionales concedían al ex general un 60% de los votos, frente al 40% que obtuvo su rival Megawati.

Aunque no se facilitaron cifras de participación, en medios periodísticos se aseguraba que fue algo menor que en julio, cuando se celebró la primera vuelta de las primeras elecciones presidenciales de la historia de Indonesia. De los 155 millones de indonesios convocados a las urnas una buena parte acudió más movida por el desencanto con Megawati que por la pasión con Yudhoyono. "Los indonesios queremos orden y estamos cansados de la rampante corrupción", afirma H. S. Dillon, director de la Asociación para la Reforma del Gobierno en Indonesia, una ONG a la que España contribuye para apoyar la democratización del país con mayor número de musulmanes del planeta. El 85% de la población profesa la fe de Mahoma.

La jornada electoral transcurrió sin incidentes, en medio de un impresionante despliegue policial por temor a atentados, como el del pasado día 9 contra la Embajada de Australia en Yakarta, que dejó 9 muertos y 150 heridos.

Yudhoyono, de quien sus ayudantes y amigos dicen que es "un militar atípico que decide por consenso", fue hasta marzo ministro del Interior, lo que, unido a su historial castrense previo, aumenta su percepción de hombre fuerte. De 54 años e hijo de un teniente, Yudhoyono ascendió a general para pasar a la reserva al aceptar formar parte del Gobierno del presidente Abdurrahman Wahid, en 2000. Su fama de integridad le viene de haber dimitido tanto con Wahid como con Megawati cuando la corrupción y el nepotismo se cruzó en su camino y le forzó a elegir entre irse o traicionar sus principios. Fuentes diplomáticas aseguran que los indonesios se sienten más incómodos con las pequeñas corruptelas nacidas al amparo de la gran corrupción que con ésta, que empaña las altas esferas del poder pero se palpa menos en la vida diaria.

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Yudhoyono ha ganado las elecciones sin el respaldo de una gran estructura política. Sus defensores afirman que esto representa la esperanza de la población en un nuevo estilo de Gobierno más limpio y más sencillo. Sus detractores apuntan que para gobernar y sacar las leyes adelante en el Parlamento no tendrá más remedio que pactar y negociar con los demás poderes.

En vísperas de la jornada electoral, Megawati, de 57 años, que llegó al poder hace apenas tres años, aupada por la esperanza de los indonesios en el cambio democrático, pidió a sus seguidores que aceptaran el resultado de las urnas. "Demostremos al mundo que somos una nación que puede celebrar unas elecciones democráticas de forma pacífica, segura y ordenada", dijo la presidenta, hija del general Sukarno, el padre de la Indonesia independiente, que perdió el poder en 1965 tras el golpe de Estado del general Suharto, quien gobernó con puño de hierro hasta la revuelta de 1998.

Susilo Bambang Yudhoyono saluda a sus seguidores en un colegio electoral de Yakarta momentos antes de votar.
Susilo Bambang Yudhoyono saluda a sus seguidores en un colegio electoral de Yakarta momentos antes de votar.REUTERS

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