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Crónica:Atenas 2004 | ATLETISMO: SALVADA LA PRIMERA CRIBA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Estévez gana una serie muy bronca

Álvaro Fernández y Juan Carlos Higuero también se clasifican para las semifinales de los 1.500m

Carlos Arribas

"¡Uy, está encerrado! ¡No sé, no sé! ¡Uy, qué final! ¡Cómo está! ¡Qué fuerte! ¡Va fácil!". Álvaro Fernández pasó del escepticismo a la admiración en menos tiempo del que se tarda en escribirlo, en apenas 15 segundos, el tiempo que tardó Reyes Estévez en salir del bonito atolladero en el que se había metido en la última curva para terminar cabalgando por la calle 1 sobrepasando, poderoso, a todos sus rivales.

Era sólo la primera serie de los 1.500 metros -mañana, domingo, serán las semifinales y la final el martes a las 22.40 horas-, pero la impresión que transmitió Estévez, ganador de su serie pese a la torpeza con que corrió los primeros 1.400, fue extraordinaria. También se vio con suficiencia al malagueño debutante Álvaro Fernández, el que se admiraba de la forma de correr de Estévez, mientras que Juan Carlos Higuero volvió a ser el disloque táctico con un rápido final. Los tres pasaron a las semifinales tras unas series que resultaron fatales para uno de los favoritos, el francés Medí Baala, subcampeón mundial en París hace un verano, 3m 31,25s en julio, pero mermado por el esguince de tobillo con que llegó.

Álvaro Fernández, de 23 años, corrió en la serie de El Guerruj, la primera, la más limpia. "Como sabía que El Guerruj aclararía el panorama mediada la carrera, me coloqué delante, vigilante", explicó. En la curva del 800, el marroquí tomó el mando, dio un poco de gas y puso en fila india al grupo. Fernández, con recursos y fuerza, aguantó el envite. "Fui bien, pero en la última recta me noté un poco pesado", dijo Fernández, tercero, ya que le superó el portugués Silva, mientras mostraba rozaduras en brazos y piernas fruto de una reciente caída entrenándose. El Guerruj ganó sin despeinarse.

La de Estévez fue la serie más guarra y dura, la serie en la que Baala dijo adiós a su sueño olímpico, la serie en la que el keniano Bernard Lagat, el gran favorito junto a El Guerruj -le derrotó hace un par de semanas en Zúrich-, cruzó la meta segundo con una sola zapatilla -luego, se dio media vuelta y fue a recuperar la perdida en mitad de la recta-, la serie en la que la gran esperanza estadounidense para volver a sonreír en el mediofondo, el virginiano de 21 años Alan Webb, 3m 32,73s en junio, se enteró de cómo se las gastan en Europa, de cómo son las carreras lentas, tácticas, de los campeonatos.

"He corrido fatal", reconoció Estévez; "ha sido una carrera de tirones y yo iba incómodo. Siempre me encontraba encerrado. Así que en la última curva tuve que sacar un poco los codos para hacerme sitio [lo que no le resulta difícil, dada su gran envergadura], y, aunque cerré un poco a Lagat, espero que no se haya molestado porque, en el fondo, me iba frenando. Luego, por lo menos, hice una buena recta. Fue lo mejor, lo único bueno".

Había sido un poco antes, en la entrada de la última curva, cuando Webb, encerrado y perdido, empezó a dar pisotones, a recibir puntas de clavos en sus espinillas. Uno de aquéllos fue el que le sacó la zapatilla a Lagat, quien se la terminó quitando para correr más a gusto. Lagat acabó segundo, tras Estévez, y Webb, noveno, eliminado por 11 centésimas, con 3m 41,25s.

La serie de Higuero fue la más rápida. El arandino empezó a remontar posiciones en la última curva, entró en la recta controlando y se dejó ir en los últimos 50 metros. Sexto, se clasificó por tiempos.

Reyes Estévez (a la derecha) controla con la vista a sus adversarios.
Reyes Estévez (a la derecha) controla con la vista a sus adversarios.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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