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Reportaje:

La mutación de AT&T

La operadora abandona la telefonía tradicional y apuesta por las tecnologías emergentes

Que AT&T, el icono mundial de la telecomunicaciones, abandone los servicios de telefonía en los hogares estadounidenses es como imaginar que la española Telefónica optara por dejar colgados a su abonados residenciales. El anuncio puede sonar a ciencia ficción, pero en el caso de EE UU puede ser real. La compañía que fundó Alexander Graham Bell dice ahora, después de 127 años con el teléfono sonando virtualmente en todas las casas en el país, que el negocio le sale muy caro y que no puede competir con los rivales, con precios muchos más bajos.

AT&T ya no ofrecerá líneas a los nuevos clientes que soliciten telefonía local y de larga distancia, servicios que abandonará en dos años
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AT&T también quiere poner fin a los servicios de larga distancia a consumidores, donde es líder del mercado. La operadora quiere concentrar ahora su estrategia en los servicios corporativos -que representan el 75% de sus ingresos- y en los sistemas de telefonía emergentes, como las llamadas digitales a través de Internet (VoIP) y el UMTS. Los analistas del sector dicen que es una mutación lógica del sistema, equivalente al salto del telégrafo al teléfono, que ahora se está viendo eclipsado por la telefonía móvil e Internet.

"Es una elección adecuada", según el presidente ejecutivo de AT&T, David Dorman, quien se puso al frente de la operadora en 2002. Pero otros en Wall Street opinan, a partir de estos datos, que "las situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas". El anuncio se ha hecho coincidir con la presentación de su cuenta de resultados correspondientes al segundo trimestre, que ha registrado una caída del 80% en los beneficios, de 536 millones a 108 millones de dólares. Por el lado de los ingresos, la caída es del 13%, hasta los 7.640 millones frente a los 8.800 millones del año anterior. Los ingresos en los servicios a los consumidores cayeron un 14,6%.

AT&T, igual que en su día hicieran MCI y Sprint, pone fin a las campañas de promoción que utiliza para captar nuevos usuarios hacia sus paquetes de llamadas locales y de larga distancia y no ofrecerá líneas a los nuevos clientes que pidan el servicio. AT&T gasta cada año 1.900 millones en anuncios y promociones. Con este cambio de estrategia espera ahorrar hasta 1.000 millones. La compañía asegura que seguirá sirviendo a sus 35 millones de abonados a los dos servicios -4,68 millones de clientes locales y 30,3 millones de larga distancia-, según explica Dorman.

El objetivo final es abandonar el servicio en dos años. Pero el anuncio provocará que muchos de los abonados actuales abandonen la operadora, en un sector muy volátil que ya sufre un ritmo de deterioro muy fuerte. Sprint y MCI ya abandonaron este mercado porque alquilar las líneas a las compañías regionales le salía demasiado caro. Lo mismo dice ahora AT&T, que se ve obligada a pagar un 40% de sus ingresos a las operadoras locales por utilizar la red que ella misma construyó. Según Dorman, los reguladores han abandonado una política que permitía a AT&T competir por hacerse con nuevos clientes.

AT&T ha sido durante años la telefónica de EE UU, hasta que se acabó su monopolio en 1984. Pero durante los últimos años le han surgido importantes competidores que han tirado abajo los precios, además del impacto de la expansión de la telefonía móvil y los operadores de cable. En las últimas dos décadas, su parte de mercado en la telefonía de larga distancia cayó del 90% al 30%. La compañía intentó todo para buscar nuevos clientes. Pero el dominio de Verizon y SBC Communications es aplastante y sus paquetes de llamadas locales y de larga distancia tienen cada vez más éxito.

La decisión de estas dos operadores regionales para invadir el mercado de la telefonía de larga distancia está teniendo consecuencias devastadoras para AT&T, MCI y Sprint. SBC dice que tiene 18,4 millones de clientes, seguida por Verizon, con 16 millones, y BellSouth, con 4,6 millones. MCI, antes de la quiebra contable, poseía 15 millones de clientes. AT&T domina este sector, con 30 millones de clientes, pero esa cifra se reduce rápidamente.

Los rivales reaccionan

La reacción de los rivales, como Qwest, ha sido inmediata, ya que no quieren dejar pasar la oportunidad para hacerse con nuevos clientes. Pero tampoco quieren lanzar las campanas al vuelo porque piensan que detrás de este anuncio hay una estrategia de AT&T para ablandar a los reguladores del mercado de las telecomunicaciones en Washington, para lograr un acceso más barato a la red local de Bell después de que la justicia se lo negara en siete Estados.

SBC señala que lo que pone en evidencia esta estrategia es que AT&T abandonó el negocio residencial hace tiempo al no invertir en su red local para poder competir. La otra posibilidad que se baraja es que AT&T se haga ahora más apetitosa para ser objeto de una adquisición. AT&T dispone de una de las mayores redes de fibra óptica del mundo y es líder en los servicios de transmisión de datos a través de Internet. Mientras, las organizaciones de consumidores temen una reducción de la competencia y precios más altos por la posición dominante de las filiales regionales de Bell.

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